El 15 de junio de 1904 Nueva York sufrió la peor pérdida de vidas humanas de su historia hasta los atentados del 11 de septiembre de 2001, cuando más de un millar de miembros de lo que entonces era conocido como Kleindeutschland (la Pequeña Alemania) fallecieron luego de que un viaje de recreo se transformara en desgracia. Un golpe del que esa comunidad germana nunca se pudo recuperar.
Para su 17º picnic anual, la Iglesia Luterana de St. Mark del Lower East Side
alquiló un barco a vapor llamado "General Slocum" para navegar por el
Río Este hasta Long Island, donde los excursionistas podrían relajarse y divertirse.
Pero cuando la nave de tres pisos de madera pasó por la calle 81 comenzó un incendio bajo la cubierta, en una cabina de lámparas llena de trapos grasientos.
Según los reportes de aquella época, un niño de 12 años dio la alarma pero en un primer momento el capitán William Van Schaick no le creyó.
Cuando finalmente se dio cuenta de que el incendio era cierto, siguió su camino convencido de que se podía contener. Aunque los pasajeros advirtieron de que no era así, y algunos empezaron a tirarse al agua y a ahogarse.
Los botes salvavidas del barco estaban en malas condiciones, y las mangueras contra incendios estaban podridas, según publica BBC Mundo.
Los informes después dijeron que las madres le ponían salvavidas a los niños y los bajaban al agua, aunque sólo para verlos ahogarse en la rápida corriente. Un total de 1.021 personas se ahogaron o murieron en medio del fuego.
Consecuencias
Al día siguiente del desastre, el periódico The New York Times reportó que "hombres cargando camillas con víctimas de la calamidad empezaron a llegar a la estación Avenida Alexander, ya que al principio se tenía la esperanza de que ese lugar sería lo suficientemente grande para albergar a los muertos".
Cientos de familias en la unida comunidad de Kleindeutschland quedaron desconsoladas y, después de la catástrofe el número de suicidios aumentó. E incluso hubo disputas por el fondo de ayuda, tal como ocurrió luego del 11-S.
Una vibrante comunidad con la confianza suficiente como para vestirse con sus mejores trajes y arrendar un bote para ir a su picnic anual se volvió negativa y deprimida. El imán que había mantenido a la gente unida perdió su poder, y Kleindeutschland terminó desapareciendo.
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