El huracán Laura azotó la costa del Golfo de México durante horas con fuertes vientos y aguaceros torrenciales y desató una marejada que podría penetrar 60 kilómetros tierra adentro el jueves.
El gobernador de Luisiana, John Bel Edwards, dijo que recibió el informe de la primera víctima fatal de Laura en el estado, una niña de 14 años que murió cuando un árbol cayó sobre su casa.
Edwards y el gobernador de Texas, Greg Abbott, dijeron que los equipos de búsqueda y rescate siguen trabajando, pero hasta el momento no han recibido informes de víctimas fatales. Abbott dijo que las miles de evacuaciones impidieron las muertes en Texas. Edwards sostuvo que la evaluación de los daños apenas comienza.
Las autoridades habían pedido a los residentes que se fuesen, pero no todos les hicieron caso en una zona que ya quedó devastada por el paso del huracán Rita en 2005.
Videos publicados en redes sociales mostraron como los vientos de Laura azotaban un edificio alto en Lake Charles, rompiéndole las ventanas mientras los vidrios y los escombros caían al suelo.
El Centro Nacional de Huracanes dijo que Laura azotó la costa con vientos de 240 kph (150 mph) en la madrugada cerca de Cameron, una población de 400 personas unos 50 kilómetros al este del límite con Texas. Los meteorólogos habían dicho que sería “imposible de sobrevivir” a la marejada, la cual provocaría daños “catastróficos”.
Pronosticaron una marejada de cinco a siete metros en Port Arthur, Texas, y un tramo de Luisiana que incluye Lake Charles, una ciudad de 80.000 habitantes sobre el lago Calcasieu. Horas después de tocar tierra, Laura seguía siendo un huracán de categoría 2 con vientos de hasta 160 kph (100 mph).
El vórtice se desplazaba hacia el norte en Luisiana con vientos dañinos que se extendían hasta 280 kilómetros (174 millas). “Hay algunas personas que siguen en la ciudad y la gente está llamando (…) pero no hay forma de llegar a ellos“, dijo Tony Guillory, presidente del órgano de gobierno de la parroquia de Calcasieu, a primera hora del jueves por teléfono desde un edificio del gobierno en Lake Charles, que se remecía por la tormenta.
Guillory dijo que espera que quienes se han quedado varados puedan ser rescatados más tarde en el día, pero teme que las carreteras bloqueadas, los cortes en las líneas eléctricas y las inundaciones obstaculicen esas labores. Las autoridades explicaron que los operativos de búsqueda y rescate comenzarán cuando las condiciones lo permitan.
Con más de 290.000 viviendas y negocios sin electricidad en los dos estados, los constantes relámpagos eran la única fuente de luz para algunos.
En la parroquia de Cameron, el lugar donde impactó, las autoridades dijeron que al menos 150 personas se negaron a desalojar y tenían previsto enfrentar el huracán en casas elevadas o vehículos de recreo. El resultado podría ser catastrófico ya que toda la comunidad podría quedar completamente cubierta por el agua del océano.
EL NACIONAL
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