Si ya has fallado en tu propósito de Año Nuevo de ejercitarte, trata de no enfocarte en todas las rutinas que deberías haber hecho.
Una nueva investigación revela una conexión sorprendente entre las creencias de las personas y su salud: al ser demasiado negativas con respecto a su actividad física, algunas pueden "pensar que no están en forma".
Científicos de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, analizaron datos de mortalidad de 61.000 adultos.
Durante 21 años, midieron la cantidad de personas que se ejercitaba y, sobre todo, la cantidad de ejercicio que pensaban que hacían en comparación con otros individuos de su edad.
Al analizar los factores que podían haber contribuido a la salud de los participantes, los investigadores descubrieron que las personas que pensaban que no estaban haciendo tanto ejercicio como sus compañeros murieron más jóvenes que aquellos que pensaban que hacían más, incluso cuando la cantidad real de ejercicio que hacían era la misma.
Estos resultados se mantuvieron aun cuando los científicos consideraron factores como el tabaquismo.
La autora de la investigación, Octavia Zahrt, de la Universidad de Stanford, halló que el riesgo de mortalidad era hasta un 71% mayor para las personas que se perciben como menos activas que sus pares, en comparación con aquellos que pensaban que hacían más ejercicio que los demás.
¿A qué se debe esto?
Efecto "nocebo"
La primera posible razón por la que nuestras percepciones sobre el ejercicio podrían afectar a nuestra salud es simplemente que nos sentimos estresados si pensamos que no estamos lo suficientemente activos.
Ser bombardeados con mensajes sobre salud y ver a todos haciendo ejercicio todo el tiempo puede hacer que nos preocupemos mucho y este tipo de estrés crónico podría dañar nuestra salud.
Pero también podría deberse a la motivación. Quizás si ya piensas que eres activo, tu imagen de ti mismo como una persona atlética te alienta a hacer aún más ejercicio para encajar con esta imagen.
Esta idea está respaldada por una investigación de 2015 que mostró lo contrario: si crees que estás menos en forma que tus amigos, es más probable que te desalientes y que hayas dejado por completo de hacer ejercicios un año después.
Entonces, tal vez las personas eran, de hecho, tan activas como sus amigos, pero no se daban cuenta y se perdieron algunos de los beneficios.
Trabajo como ejercicio
Por ejemplo, solo con su trabajo diario los limpiadores de los hoteles hacen mucho ejercicio: recorren pasillos, empujan carros pesados con toallas, limpian baños, pasan la aspiradora y cambian sábanas.
Pero un estudio de 2007 descubrió que no contaban esto como ejercicio.
Alia Crum, también de la Universidad de Stanford, le dijo a la mitad de los limpiadores participantes en la investigación qué tanto ejercicio hacían y por qué los beneficiaba.
Cuatro semanas después, este grupo había bajado de peso y tenía presión arterial más baja.
Alia Crum, también de la Universidad de Stanford, le dijo a la mitad de los limpiadores participantes en la investigación qué tanto ejercicio hacían y por qué los beneficiaba.
Cuatro semanas después, este grupo había bajado de peso y tenía presión arterial más baja.
Cuando Hannah Kuper y el profesor Sir Michael Marmot, de UCL, analizaron los datos, encontraron que las personas que pensaban que la vejez comenzaba a los 60 años o menos tenían más probabilidades de tener problemas cardíacos graves que aquellos que pensaban que la ancianidad llegaba a los 70 o más.
BBC