20.7.14

"Muchas gracias, señor Putin o líderes separatistas, por el asesinato de mi querida y única hija"

El padre de Elsemiek De Borst, una joven holandesa que viajaba en el vuelo de Malaysia Airlines que se estrelló el jueves en Ucrania, dirigió una conmovedora carta al presidente de Rusia, Vladimir Putin, en la que le hace partícipe de su dolor y le responsabiliza de lo ocurrido.

"Muchas gracias, señor Putin, o líderes separatistas, por el asesinato de mi querida y única hija", comienza Hans Breast en la misiva que ha sido difundida en distintos periódicos locales holandeses.

El padre explica que su hija tenía 17 años y que estaba muy ilusionada con la idea de estudiar ingeniería, una vez aprobara los exámenes finales el próximo curso. Añade que la joven había tomado el fatídico vuelo para ir de vacaciones a Malasia.

Elsemiek De Borst

"De repente, ella ya no existe. Por culpa de un disparo en un país extranjero donde está teniendo lugar una guerra", lamenta el padre de la chica. Dirigiéndose a los responsables del acto, se pregunta si, tras lo ocurrido, serán capaces de mirarse al espejo y de sentirse "orgullosos".

Tras afirmar que su vida "está destrozada", incluye un posdata en el que le dice a Putin que espera al menos que su "intensa conversación" con el primer ministro de Holanda, Mark Rutte, le haya abierto los ojos y permita facilitar la labor de los investigadores internacionales.
En el medio, Mark Rutte

Rutte ha hecho hincapié en que Putin tiene que ejercer ya su influencia sobre las milicias prorrusas que actúan en Ucrania oriental y ha subrayado que quiere "ver resultados" que se concreten en acceso sin restricciones y rápido para recuperar los restos de los 193 holandeses fallecidos, la mayoría entre los 298 muertos.

Holanda, además, intensifica su diplomacia con los socios de la Unión Europea (UE), en busca de apoyos que permitan decisiones más severas respecto a Rusia, que pueden llegar en el consejo de ministros de Asuntos Exteriores que los Veintiocho celebrarán el martes en Bruselas.

En esos intensos contactos diplomáticos, Rutte ha hablado con Putin, en una conversación de la que no ha hecho más que el comentario de que "ahora tiene la última oportunidad para mostrar que de verdad quiere ayudar".
Toda la comunidad internacional presiona a Putin al respecto. El secretario de Estado de los EEUU, John Kerry, ha dicho que es el momento de la verdad para Rusia. "Sabemos de dónde provino el misil, sabemos cuándo fue disparado y ocurrió exactamente al tiempo en que el avión fue destruido", señaló Kerry en una entrevista televisiva.
"Esto es un despertador para Putin y para Rusia", señaló en diálogo con la cadena Fox y añadió que el presidente Barack Obama "está listo para dar pasos adicionales, y todas las opciones, excepto el envío de tropas estadounidenses, están a consideración".



Historias de la tragedia

Nick Morris, de 69 años, regresaba de unas vacaciones en familia con sus tres nietos -Mo de 12, Otis de 8 y Evie de 10- cuando un misil tierra-aire golpeó la aeronave.
El hijo de Morris, Brack, quien tiene 24 años, dijo a la Australian Broadcasting Company que su padre acompañaba a los niños a casa para que pudieran regresar a la escuela. Brack y su esposa se habían quedado en Amsterdam.
En un primer momento, Brack confesó que pensó que era "ridículo" lo que le contaban cuando recibió la llamada que llevaba las malas noticias. "No podía creerlo", dijo; y agregó: "Yo amaba a mi padre extraordinariamente y los chicos eran niños asombrosos".
Mientras los inspectores tienen acceso restringido, los campesinos deambulan por el lugar

La australiana Kaylene Mann fue tocada dos veces por la tragedia. Su hermano y cuñada viajaban en el avión que desapareció en marzo pasado. Desde hace cuatro meses la mujer esperaba a saber qué le pasó a ese vuelo, cuando el jueves su hijastra, Maree Rizk, falleció en el avión caído en Ucrania cerca de la frontera con Rusia. "Trajo todo de nuevo, es como si nos rasgara las entrañas de nuevo", manifestó con incredulidad Greg Burrows, el hermano de Kaylene.

Maarten de Jonge, de 29 años, un ciclista profesional que corre en un equipo malasio, escapó de la catástrofe. "En el último momento elegí un vuelo que salía el domingo porque era 300 euros más barato. Sólo quedaba una plaza y la reservé de inmediato", aseguró en varios medios holandeses. "Intentar ahorrar me ha salvado la vida", dijo.

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