SAN CRISTOBAL, República Dominicana.- Todos esperan en un semi
círculo, a que la Sala de Audiencias se desembarace de su famosísima
reclusa. Se abren las puertas. Dos jóvenes policías se colocan a cada
lado de los portones, fusil en mano.
Sobeida Félix Morel no decepciona. Entre murallas vestidas de negro, y
escopetas, camina presurosa, esposada, manos hacia arriba y con la
mirada al suelo, para evitar un traspié entre tantos pasos presurosos
que se enfilan a las escaleras.
Siempre bien arregladita, porque su rostro atrae a los flashes.
Además, como reza el dicho: primero muerta que sencilla. El calor del
Palacio de Justicia no es rival para el perfecto maquillaje. Su glamur
ha sido una constante.
La ex compañera de José David Figueroa Agosto tendrá que esperar hasta el viernes 20 para conocer si el Tribunal de Ejecución de la Pena acoge la solicitud de libertad condicional, tras cumplir más de la mitad de una condena de cinco años de cárcel.
“Sobeida, Sobeida”, le gritan, mientras que el truño revela la
incomodidad de tener que esperar hasta el viernes 20 para conocer si
sale en libertad, o continuará siendo un enorme pez en Najayo Mujeres,
debido a la posposición hecha por el Tribunal de Ejecución de la Pena.
Desciende hasta el segundo nivel, por la escalera convertida en una cascada de piernas que se agitan para avanzar.
Los celulares, “macos y Smartphone” se elevan sobre las cabezas e
inician una ráfaga interminable de fotos para capturar la cara de una de
las mujeres más famosas del país.
“Diablo Sobeida… tú si ere’ fuerte: llegaste ahora y ya te vas”,
atina a gritar una señora que observa el aparataje desde un lado,
boquiabierta, mientras que las murallas despejan el espacio para que
continúe fluida su salida del Palacio.
En la planta baja, el murmullo se vuelve bullicio. Rápidamente
atraviesan el lobby hasta llegar a la salida, donde les reciben más
escalinatas (el último “chin” del suplicio de escalones). El Sol baña su
piel de porcelana y una ligera brisa levanta algunas hebras del
impecable pelo castaño. La portezuela de una jeepeta negra se abre y la
engulle. Sobeida desaparece entre sombras. Tendrá que esperar para saber
si el sabor del Sol será suyo, libre de cadenas.
“Que la suelten”.
En la calle, los curiosos se van disipando poco a poco. Inician las
voces a favor de la libertad de la ex compañera del capo Figueroa
Agosto.
“Esa mujer ya cumplió. Que la suelten, que hay otros peores que están
libres. Hizo un trato con las autoridades, ahora que se cumpla”, dice
un señor frente al Palacio.
En el parque de San Cristóbal, se extienden las palabras favorables
en torno su libertad, entre críticas a las autoridades, al gobierno, e
incluso propuestas indecorosas, alentadas por su delineada figura.
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