Hace unos días leía un artículo firmado
por Carlos Fresneda, el corresponsal del diario El Mundo en Londres, en
el que contaba la historia de Mónica Porter, una mujer de 60 años que
tras divorciarse decidió lanzarse a la conquista de jovenzuelos que, por
edad, bien podrían ser sus hijos. Con sus andanzas amatorias ha
publicado el libro My year of dating dangereous (Mi año de citas
peligrosas) en el que narra cómo llegó a llevarse a 15 maromos a la
cama, dos de ellos durante la misma jornada. Y aún, más, según cuenta
Fresneda, la buena señora asegura que hay un "ejército de hombres entre
20 y 30 años que fantasean con mujeres mayores". Porque claro, todas
entendemos que Madonna estrene año en brazos de Timor Steffens, un
bailarín de 26 años que enseña abdominales a la mínima que te descuides,
pero, ¿qué ven ellos en estas mujeres que dijeron adiós a los 40? Un
día le escuché dar una explicación sobre ese fenómeno a Ana Obregón, esa
mujer a la que todas envidiamos cuando se paseaba del bracete con el
modelo Darek; según la bióloga, cuando "un hombre prueba un Ferrari, ya
nunca desea otra cosa" (el Ferrari, ella, por supuesto, el piloto de
pruebas, el chaval de carnes prietas de turno)
.
Pero como no creo que Obregón, por muy bióloga que sea, haya pasado
muchas horas en el laboratorio estudiando el fenómeno, acudimos a los
expertos para saber por qué los imberbes sienten esa atracción por las
maduritas, esas que se autocalifican como 'Ferraris'..
.
Uno de los motivos es esa misma seguridad que transmiten, ese aquí estoy yo mujer sin complejos y de alta cilindrada
.
Las cougar (término que se emplea en inglés para aquellas que buscan
carne joven) tienen una mayor energía y experiencia sexual, menos
prejuicios bajo las sábanas y mayor deseo de experimentar
.
La plenitud sexual de la mujer llega pasados los 40. De hecho, según un
estudio realizado por el centro de Estudios del Envejecimiento de la
Universidad de Duke (Estados Unidos), el 72% de las mujeres que habían
pasado esa frontera de edad reconocía haber mejorado sus orgasmos
durante el acto sexual
.
Son más independientes que las jovencitas y se aferran menos a la pareja
.
Tienen menos cambios bruscos de carácter y humor, suelen saber mejor qué quieren y cómo lo quieren.
No buscan un compromiso de forma tan
férrea sino disfrutar del momento sin pesar en el futuro. Los
jovenzuelos agradecen la independencia de esas señoras que hacen de su
capa un sayo, que actúan sin pedir explicación
.
No desean tener hijos, algo que les angustia a muchos hombres cuando se enfrentan a un nuevo ligue.
Y sí, no nos engañamos, el estado de la
cuenta corriente también influye. Estas señoras suelen tener un mayor
poder adquisitivo y, con la tarjeta de crédito bien lustrosa, el
disfrute siempre es mucho mayor
elmundo.es
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