15.1.24

La guerra más larga de la historia duró más de 300 años


 La guerra de los Trescientos Treinta y Cinco años es, de manera oficial, la más larga de la historia. El motivo de que durase tanto, como cabría sospechar, fue su olvido por parte de los beligerantes, los Países Bajos y las Islas Sorlingas, en Reino Unido. Ni siquiera llegaron a combatir entre ellos, por lo que estamos ante una “guerra pacífica” que solo dejó huella en forma de papeles. Una situación absurda que cuenta con curiosas paradojas. ¿Cuál es el origen de esta guerra? ¿Por qué quedó en el olvido? ¿Cómo llegó a su fin?

Realistas contra parlamentaristas

El origen de esta guerra forma parte del contexto de la segunda guerra civil inglesaA mediados del siglo XVII, Inglaterra estaba dividida en dos bandos: los parlamentaristas y los realistas. Los primeros estaban bajo el mando de Oliver Cromwell, un político y militar inglés dispuesto a eliminar la monarquía. Los realistas defendían la legitimidad en el poder del rey Carlos I. Todo apuntaba a que Cromwell y los suyos se harían con la victoria, pues controlaban la mayor parte del país. Los realistas apenas contaban con suficiente fuerza en ningún territorio y prácticamente la última región que tenían bajo control era el oeste del condado de Cornualles. Sin embargo, aún mantenían un elemento clave a su favor: la poderosa Royal Navy, la Marina Real Británica.

Con los realistas cada vez más acorralados, los soldados y embarcaciones de la Marina buscaron refugio en las Islas Sorlingas, un archipiélago al oeste de la costa de Cornualles que por entonces estaba gobernado por Sir John Grenville, un terrateniente a favor de la causa realista.

Por su parte, los parlamentaristas tenían el apoyo de la Marina de los Países Bajos. Esta colaboración fue clave para que se acabara declarando la guerra más larga de la historia. Las Provincias Unidas de los Países Bajos recibieron ayuda de los ingleses en la guerra de los Ochenta Años (1568-1648), también conocida como la guerra de Flandes, fue la contienda que acabó con la independencia de los Países Bajos que hasta entonces habían pertenecido al Imperio español. Los neerlandeses quisieron continuar con la beneficiosa alianza con Inglaterra y optaron por poner su flota al servicio de los intereses de los parlamentaristas, el bando que tenía más opciones de ganar, claro.

Oliver Cromwell

Oliver Cromwell en una pintura de Samuel Cooper. Wikimedia

La declaración de guerra

Desde su refugio en las Islas Sorlingas, los hombres de la Marina Real Británica llevaban a cabo actividades de menor calado, pero que supusieran alguna molestia para los parlamentaristas. Es decir, ante la imposibilidad de un enfrentamiento directo por la posición en desventaja que sufrían, los marines estuvieron saqueando, saboteando y asaltando durante meses a los barcos comerciales del bando enemigo, así como a la flota de la Marina de los Países Bajos. Sin duda otras de las curiosas paradojas de este conflicto, pues prácticamente estamos contando que la Royal Navy actuaba como una banda de piratas, precisamente la actividad contra la que tanto luchaban por entonces.

Los neerlandeses quisieron responder a estos actos y atacaron a unas naves de la Royal Navy que intentaron interceptar de camino a las Sorlingas. Las embarcaciones británicas se impusieron con una superioridad abrumadora y la Marina de los Países Bajos tuvo que huir del encontronazo con sus buques muy dañados. Confirmada la superioridad naval de los realistas, los neerlandeses quisieron llevarse una victoria en los despachos. El almirante de la armada neerlandesa, Maarten Harpertszoon Tromp, desembarcó en las Islas Sorlingas a finales de marzo de 1651. Allí exigió a las autoridades realistas que pagaron una indemnización por los daños que habían sufrido sus barcos en actividades que él consideraba como piráticas. Claro que desde el punto de vista de los realistas aquello eran maniobras en plena guerra, por lo que ni siquiera prestaron atención a las exigencias del almirante. Esta situación fue la que llevó a los Países Bajos a declarar la guerra solo a las Islas Sorlingas en junio de 1651, ya que no querían enfrentarse contra Inglaterra, sino solo contra el territorio controlado por los realistas.

Maarten Harpertszoon Tromp

Maarten Harpertszoon Tromp según Jan Lievens. Wikimedia

¿Cómo se olvidó la guerra?

Unos días después de la declaración de guerra, los realistas estaban cercados por los parlamentaristas en la práctica totalidad de Inglaterra. Se rindieron. Los Países Bajos, aliados del bando vencedor, retiraron su flota y entre la euforia y las celebraciones por el éxito en la guerra se debieron de olvidar de la guerra declarada a un archipiélago poco destacado al oeste de Cornualles con el que los Países Bajos no volvió a tener relación alguna hasta 365 años después.

Islas Sorlingas

Vista aérea de las Islas Sorlingas. JulieVMac / iStock

El final de la guerra más larga

En 1985, el presidente del Consejo del archipiélago inglés, Roy Duncan, descubrió que sus islas tenían una declaración de guerra de 1651 que nunca se había cerrado. No había ningún tratado que hubiese puesto fin a la declaración, nadie se había rendido y, aunque jamás se habían disparado entre los enemigos, ni siquiera llegaron a insultarse, vaya, no había una declaración de paz que acabara con la vigencia de aquella guerra.

Roy Duncan contactó con el embajador de los Países Bajos en Inglaterra y le contó lo que había descubierto. Los neerlandeses comprobaron que, efectivamente, sus archivos confirmaban la declaración de guerra sin que se hubiese puesto fin. Tras los preparativos necesarios, el 17 de abril de 1986, el embajador neerlandés y Roy Duncan firmaron el acuerdo de paz que ponía fin a la guerra más larga de la historia.

FUENTE:MUYCURIOSO.ES

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