Al terminar un año el cual sin lugar a dudas deja siempre una estela de cosas dulces y amargas, pero también de experiencias que se convertirán precisamente en eso, parte de nuestra historia.
Ver cómo una persona normal se convierte o se cree un Semi -Dios, apartarse de sus raíces o costumbres, es realmente una constante.
Regularmente no hablo en primera persona pero la ocasión lo amerita ya que en mi caso ocupe una posición, de cierto renombre en mi pueblo, y decidí desde el primer día, no apartarme de esos preceptos que siempre me han acompañado.
Nunca jamás pensé mudarme de donde habito hace más de 8 años, tampoco cambiar mis hijos de colegio, pero mucho menos perder la esencia de lo que soy.
Me da mucha vergüenza ajena, ver “comunicadores” que luego que llegan a una posición se olvidan de que precisamente fue ese medio que los llevó donde están.
Una vez pierden la posición, tratan de retornar a los medios para hacer presencia y querer volver a conectar con esa gente que abandonaron de manera circunstancial.
Por eso no dude un solo segundo, que aunque debía hacer una sacrificio extra, ya que cuando asumes una posición, y vas a trabajar de verdad, el tiempo no te sobra y debes ajustar.
Pero Jamás abandonaría mi rol de comunicador, lo cual me ha dado tantas alegrías y satisfacción.
La gente aunque no lo manifiesta, se da cuenta y en su momento también sabe cuándo o cómo cobrarte esa traición, pues abandonar al público por que ya conseguiste un objetivo, es precisamente una Traición.
William Gardon
Hasta la Próxima…







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