Gracias al fotógrafo alemán Jens Braun, podemos ver a un caracol comiéndose una fresa en un primer plano que ofrece una nueva perspectiva de este molusco tan particular
Hay cosas que la mente decide pasar por alto, como por ejemplo la manera en que un caracol comería fruta porque, ¿por qué un caracol iba a comer fruta? A veces, pasamos cosas por alto simplemente porque de manera inconsciente pensamos que no son posibles, que no tienen sentido. Y eso, en realidad, no es pasar por alto algo: la respuesta es que un caracol puede comer fruta de la misma forma que tú puedes comer hierba.
Estos pequeños animales, tan viscosos y lentos, suelen basar su dieta en plantas ornamentales, flores y malas hierbas, pero lo hacen porque son omnívoros. Eso quiere decir que también comen verduras y, por supuesto, frutas. Otra cosa es que estas estén a su alcance.
Su estructura nos fascina, pero ahora también lo hará saber que son excelentes ingenieros de ecosistemas. Sí, pequeños, y lentos, pero muy importantes para todo un mundo. Con su dieta, ayudan a controlar plagas invasoras y destructivas. Eso sí, si creías que lo más raro es saber que comen fruta, debes saber que no: la manera en la que lo hacen puede ser bastante retorcida si lo observas de cerca, y eso es lo que ha hecho un fotógrafo alemán llamado Jens Braun.
Con todo detalle
Braun ha captado una secuencia de este momento, y la ha compartido a través de su canal de YouTube 'Another Perspective'. En el vídeo, podemos ver a un caracol comiéndose una fresa en un primer plano que ofrece una nueva perspectiva de este molusco tan particular.
Como explican desde Popular Science, los caracoles suelen medir entre 2 y 3 centímetros de diámetro cuando alcanzan la madurez. Parientes de las babosas (que se diferencian de ellos porque no tienen caparazón), son más activos en ambientes húmedos, por eso los verás con más facilidad durante la noche o en las primeras horas de la mañana, sobre todo si te encuentras en Gran Bretaña, Europa occidental y a lo largo de las fronteras de los mares Negro y Mediterráneo, pero también en la costa estadounidense.
En estos lugares, los jardines y huertos de frutas y verduras (especialmente si hay cítricos) se vuelven bufés de caracoles, "ya que sus métodos de riego y control de malezas crean un ambiente húmedo donde los caracoles pueden prosperar". Como son hermafroditas, todos los que alcanzan la edad reproductiva pueden poner huevos, lo que significa que pueden llegar a ser una plaga en la vida humana.
Mientras se desplazan a su ritmo entre las plantas, comen con la mandíbula y una banda flexible de dientes microscópicos llamada rádula. Sí, los caracoles tienen dientes. De hecho, tienen miles de ellos
Así, mientras se desplazan entre las plantas, comerán con la mandíbula y una banda flexible de dientes microscópicos llamada rádula. Sí, los caracoles tienen dientes. De hecho, tienen miles de ellos. Son estos los que les ayudan a masticar, aunque más que dicho gesto lo que consiguen es raspar partículas de comida. De manera similar a los humanos, usan su mandíbula para cortar trozos más grandes de comida, aunque en su caso algo más grande es, por ejemplo, una hoja.
Todo eso lo puedes ver ahora tan cerca que parece que el caracol protagonista podría comerte a ti si te descuidas. Ese nivel de detalle, te avisamos, puede generarte cierta grima, pero seguro que acaba resultándote gracioso.
EL CONFIDENCIAL
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