El mundo está en camino de eliminar el sida para 2030.
Así lo asegura un informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en el cual, no obstante, se advierte que este objetivo depende de que los programas para combatir la enfermedad estén completamente financiados.
El África subsahariana, donde vive el 65% de todas las personas con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) que puede causar el sida, está logrando grandes avances en la eliminación de la enfermedad.
Botsuana, Esuatini, Ruanda, Tanzania y Zimbabue ya han alcanzado el objetivo "95-95-95", según Onusida, la agencia de Naciones Unidas especializada en el combate de la enfermedad.
Apelando a la conciencia
"El final del sida es una oportunidad para que los líderes actuales puedan dejar un legado excepcionalmente poderoso", afirmó Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Onusida, en un comunicado.
“[Los líderes] podrían salvar millones de vidas y proteger la salud de todos. Podrían mostrar lo que se puede conseguir con liderazgo", agregó.
Pero Onusida se enfrenta a un déficit de US$8.500 millones en su presupuesto para los países de ingresos bajos y medianos para 2025.
La agencia ha advertido que el progreso podría desperdiciarse fácilmente.
"Las cifras de este informe muestran que el camino está despejado", agregó Byanyima.
Niñas en riesgo
Pero aún quedan obstáculos por superar. Cada semana, 4.000 niñas adolescentes y mujeres jóvenes se infectan con el VIH.
Y en el África subsahariana, a pesar del progreso, la ONU dice que las mujeres y las niñas de todas las edades son las más vulnerables, pues en 2022 representaron el 63% de todas las nuevas infecciones por VIH.
En Botsuana, en el sur de África, las niñas siguen siendo vulnerables cuando los hombres mayores se aprovechan de ellas, lo que se conoce como "sexo intergeneracional".
Gaone es una mujer de 32 años que se infectó con el VIH cuando era una colegiala.
“Uno de mis parientes muy cercanos solía ayudarme mucho. Tenía 30 y tantos años, el doble de mi edad. Yo confiaba en él. Se aprovechaba de mí y tenía relaciones sexuales conmigo”, narró.
Gaone toma medicamentos antirretrovirales desde 2012 y es madre de dos hijos. Sus dos hijos son seronegativos y ella trabaja ahora como activista.
Según Gaone, la comunidad no está lista para hablar abiertamente sobre la “violación” y la “explotación sexual”.
"Algunos días recibo mensajes de hasta cinco mujeres que contrajeron el VIH de una persona mayor, en su mayoría familiares. Si los hombres no escuchan, ¿qué podemos hacer?", planteó.
El poder de la oración
Todos los datos muestran que los hombres infectados con VIH son más reacios que las mujeres a buscar ayuda médica.
Botsuana ahora está involucrando a líderes religiosos para tratar de cambiar las actitudes masculinas y prevenir la transmisión del virus.
"En Botsuana, el 95% de las personas con VIH conocen su estado. La mayoría de los que no conocen su estado son hombres", dijo el reverendo Mmachakga Mpho Moruakgomo, un líder cristiano que forma parte de un grupo multiconfesional que aborda el problema.
"Dado que las personas respetan a los líderes religiosos, lo estamos usando para hablar con los hombres sobre la necesidad de hacerse la prueba e inscribirse para recibir tratamiento una vez que se confirme su estado", agregó.
El reverendo Moruakgomo afirmó que los líderes musulmanes, hindúes y bahai, así como los curanderos nativos, están comprometidos, y algunos incluso van de puerta en puerta para difundir el mensaje.La campaña se llama “Hermanos levántense”, inspirada en una frase del himno nacional del país.
"Hay mucho estigma en torno al VIH y los líderes religiosos fuimos responsables de eso", admitió con franqueza el pastor de la Iglesia Episcopal Metodista Africana.
"Fuimos muy críticos y culpamos a los que se infectaron. El sexo y la sexualidad son fundamentales para nuestra existencia. Necesitamos disculparnos y admitir que nos equivocamos", zanjó.
Ontiretse Letlhare, directora de la Agencia Nacional de Promoción de la Salud y el sida de Botsuana (Napha), afirmó que el país está en camino de eliminar el sida para 2030 y espera que los líderes religiosos puedan brindar ese impulso vital.
"La cuestión crítica es intensificar los esfuerzos para desestigmatizar el VIH y evitar situaciones en las que las personas que viven con él teman buscar ayuda en los centros de salud", agregó.
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