Te tumbas en la cama, te pones los cascos e intentas conciliar el sueño. Una persona al otro lado de tu móvil comienza a susurrar, mastica o pasa las uñas por un micrófono, y a ti todo eso te relaja, te ayuda a dormir, te hace sentirte acompañado y te eriza la piel. Si te sucede no estás solo ni mucho menos, pues el ASMR (del inglés Autonomous Sensory Meridian Response, "Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma") ha venido para quedarse.
De hecho, durante la pandemia el consumo de estos vídeos se puso de moda. No es nada raro: mucha gente dice relajarse con ellos, y en momentos en los que el estrés de buena parte del planeta estaba por las nubes, sumado al insomnio y la imposibilidad de dormir por las preocupaciones y la falta de ejercicio físico, además del tiempo libre disponible, tuvieron que impulsar esta clase de vídeos destinados a relajar. No es una sensación nueva, en realidad, ya en 'La señora Dalloway' de Virginia Woolf se mencionaba una sensación parecida.
No obstante, no todo es bueno, y desde que surgieron los vídeos de ASMR no han estado exentos de polémica. Esto se debe a que en algunas ocasiones, la persona al otro lado del micrófono no es más que un niño, y no solo se habla de posible explotación infantil, sino que algunas personas querían ver en esos vídeos un cierto componente sexual. Lo cierto es que lo poco que se ha estudiado al respecto sobre la 'biología' de este fenómeno, lo relaciona más con lo que se siente con un 'contacto físico tierno', como puede ser el hecho de que te acaricien el pelo (se activan las áreas cerebrales asociadas con el tacto y el aseo).
No obstante, no todo es bueno, y desde que surgieron los vídeos de ASMR no han estado exentos de polémica. Esto se debe a que en algunas ocasiones, la persona al otro lado del micrófono no es más que un niño, y no solo se habla de posible explotación infantil, sino que algunas personas querían ver en esos vídeos un cierto componente sexual. Lo cierto es que lo poco que se ha estudiado al respecto sobre la 'biología' de este fenómeno, lo relaciona más con lo que se siente con un 'contacto físico tierno', como puede ser el hecho de que te acaricien el pelo (se activan las áreas cerebrales asociadas con el tacto y el aseo).
Según informa 'BBC' para algunos, el ASMR es una forma de experimentar artísticamente. Tanto es así que The Design Museum de Londres lleva exponiendo desde mayo del año pasado hasta abril de este año la muestra 'El mundo del ASMR: La sensación extraña se siente bien', la primera exhibición que "saca el mundo de ASMR de la pantalla al espacio físico. Podrás comprender cómo las personas utilizan herramientas y materiales nuevos y existentes para navegar en nuestro mundo complejo y explorar el campo emergente de la creatividad que ha crecido en torno a este sentimiento y el trabajo de los diseñadores y creadores de contenido". De hecho, la gente que acude a la exposición puede 'crear' sus propios sonidos con distintas herramientas que proporcionan para ello.
En realidad no es muy diferente a los vídeos del pintor Bob Ross, al que llaman 'padre del ASMR'. Este vídeo ha provocado, sin querer, miles de hormigueos, cosquilleos y 'orgasmos cerebrales' en muchas personas que lo han visto. Y es algo tan simple como un pintor hablando tranquilamente, haciendo pinceladas suaves o bebiendo agua.
A día de hoy, los Bob Ross intencionados se han multiplicado, en parte para ganar dinero y en parte por el altruísmo de querer ayudar a todos aquellos que tienen problemas para dormir, pensamientos negativos o estrés en este mundo moderno.Varias investigaciones han llegado a la conclusión de que tan solo cinco minutos de ASMR reducen en muchas personas los niveles de ansiedad. El futuro está en incorporar este tipo de sonidos que algunas personas sienten tan agradables en películas y similares, para seguir explorando artísticamente con algo que a tanta gente relaja y tranquiliza.
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