En la búsqueda de soluciones para los problemas de superpoblación y contaminación planetaria, varios arquitectos han decidido innovar con proyectos prometedores
Lo hemos planteado en otras ocasiones, pero sigue siendo un problema sin fácil solución. La falta de espacio nos afectará en el futuro, o, de hecho, ya comienza a afectarnos. Un ejemplo claro son los cementerios. Debido a la superpoblación y a los pocos lugares disponibles, la gente comienza a innovar y buscar nuevos lugares donde enterrar a sus muertos, y estos van desde cápsulas en árboles a megaestructuras en el agua. Renovarse o morir.
Pero antes de la muerte tenemos que vivir, y tampoco está muy claro cómo hacerlo. A la superpoblación hay que añadirle los problemas medioambientales, que ya llevan a los más fantasiosos a pensar en colonizar otros planetas y dejar atrás el que nos concibió, que parece pedir auxilio. Cuando a comienzos del siglo XX los avances médicos ayudaron a disminuir la mortalidad, no se pensó en la otra cara de la moneda: que el incremento de la población y el agotamiento de los recursos, a la larga, podrían ser un problema.
Algunos podrán alegar que se lleva asustando a la humanidad con lo mismo desde hace tiempo, pero cuando el río suena ya se sabe qué quiere decir, y varias empresas llevan años planteando proyectos y alternativas que puedan ayudarnos a sobrevivir en un entorno hostil. Si está la humanidad para comprometerse con estos grandes desafíos, es otra cuestión.
No en balde vivimos en el Planeta Azul, lo que significa que todavía hay mucha agua disponible. No es el medio en el que nos sentimos más cómodos, pero podría serlo. Al menos eso es lo que piensan algunas empresas que están trabajando en ello. Algunos proyectos son tan surrealistas como el promovido por el arquitecto- oceanógrafo francés Jacques Rougerie y el arquitecto belga Vincent Callebau, que hablan directamente de una ciudad bajo el agua. "Un pueblo submarino diseñado para gestionar la protección y rehabilitación de los arrecifes de coral, al tiempo que garantiza la prosperidad humana en un entorno submarino", explica el proyecto.
Pero si tienes cierta aprensión a vivir rodeado de sardinas, hay otras opciones disponibles: las ciudades flotantes.
Oceanix Busan
Oceanix es una empresa tecnológica concebida en 2018 por Itai Madamombe y Marc Collins Chen. Corea del Sur se enfrenta en la actualidad a un problema grave de escasez de suelo, en un país en el que Busan (la segunda ciudad más grande, tras Seúl) tiene una población de 3,4 millones. La solución que plantea la empresa es la construcción de la primera ciudad flotante del mundo, con la construcción de conjuntos habitacionales que se adaptasen al nivel del mar.
Land of water
En Dinamarca el estudio MAST "propone un sistema de módulos simples de embalaje plano hechos de plástico reforzado reciclado, que se pueden transportar fácilmente alrededor del mundo y ensamblar en innumerables configuraciones, proporcionando una base flotante segura. El sistema ofrece una solución sostenible y altamente flexible para construir casi cualquier cosa sobre el agua; desde casas flotantes en Seattle hasta campamentos flotantes en el fiordo de Oslo y saunas en la orilla del río de Hobart".
La idea, por tanto, sería ensamblar los módulos en cualquier lugar y de esta manera construir ciudades en el agua. Según los propios arquitectos: "La tierra sobre el agua proporcionará una solución adaptable y resiliente al clima para la construcción de nuevos edificios flotantes en todo el mundo, pero también podría conducir a un tipo completamente nuevo de comunidad flotante dinámica y orgánica fuera de la red y una alternativa a las grandes ciudades flotantes planificadas actualmente".
Pangeos
Imagina una metrópolis flotante y 100% eléctrica. Eso es Pangeos, un colosal 'crucero' (mide 550 metros de largo y 610 de ancho), diseñado por el arquitecto Pierpaolo Lazzarini. La estructura está formada por distintos bloques, con una plaza principal de la que derivan varios edificios en forma espiral, y está concebida para unas 60.000 personas.
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