Cuando Cibao FC perdió por 0-2 de local contra el mundialmente famoso Chivas de Guadalajara confirmaba un resultado que si bien era más que mentiroso, a sabiendas y contrapelo de lo que fue en resumen la serie de ida y vuelta (0-7 en el global) jugada en febrero de 2018, los anaranjados mostraban mucho más de lo que se conocía sobre el nivel dominicano.
Aquel histórico acontecimiento en la tierra de los 30 Caballeros, respaldado por más de 9 mil almas, venía a convencer a todos los escépticos de que el balompié nacional alzaba su voz al mundo. El rival de alcurnia internacional se iba con unos puntos demasiado sudados, ante un desconocido que plantaba cara, aunque poniendo sobre todo el corazón, ante una muy acorazada cultura balompédica.
Era la gran confirmación de que la liga profesional criolla se cernía como una realidad. Entonces, una serie de sucesos posteriores vendrían a tumbar la tesis de que no había semillas para frutos al mayor nivel en la cuenca caribeña, y la patria de Duarte dejaba claro su búsqueda de un espacio importante en el concierto internacional.
La LDF hizo su debut en el 2015 con diez equipos y en los primeros cuatro campeonatos se coronó un equipo distinto; muestra categórica de que el circuito contaba con alto nivel competitivo, lo que a su vez refrendaba los esfuerzos en cada tropa de apertrecharse con las mejores armas que le permitieran sus cuarteles financieros.
En efecto, en cada campaña –contra una consabida tormenta económica en el 70 por ciento de las tropas- acrecentaba el empeño de presentar un torneo con plantillas que se nutrían del buen talento caribeño, el cual no tenía espacio, por la exigencia de los mejores torneos de la CONCACAF.
El hecho de que ganara siempre hasta la temporada 2019 un equipo distinto a los anteriores, ayudó mucho en la motivación de ir creando una buena plataforma con protagonistas foráneos y del patio, con gran preponderancia en el material del vecino occidental, Haití. La realidad impuso que los extranjeros fueran más de la mitad –y hasta 75 por ciento, en algunos casos- en cada plantilla.
Pero la Liga fue in crescendo, siempre con mayor ahínco en los que más han podido invertir: Cibao FC, Atlético Pantoja, Puerto Plata FC y el decaído Barcelona Atlético.
Ya en el 2017, como fruto de dichos esfuerzos, tanto Cibao como Pantoja enseñaron lo que venía gestándose en Quisqueya.
La tropa enclavada en el primer Santiago de América se coronaba campeón inédito del país en la Copa Caribeña de Clubes contra el Jabloteh FC, de la otrora nación mundialista y súper poderosa en la Cuenca Trinidad y Tobago.
Y a partir de aquella hazaña del hidalgo club nacional y los pasos que paralelamente viene dando su archirrival Pantoja, la contienda dominicana se mantiene alzando la mano voluntariosa de aumentar progresivamente el nivel cualitativo de la LDF en cada uno de los contendientes.
Con el esfuerzo por tener lo mejor disponible del mercado caribeño, también los clubes comenzaron a profesionalizarse cada vez más, reconociendo el déficit abismal con que nació el fútbol rentado en el país.
Y, como siempre, Cibao y Pantoja marcarían la pauta. Ambos escuadrones cuentan con personal técnico importado que al tiempo de aportar nivel al juego, también permite ir reproduciendo el modelo de trabajo en los homólogos dominicanos, incluyendo el renglón de gerencia de operaciones y dirección deportiva.
Nivel Internacional Integraciones
Tal fue el caso específico del español Albert Benaiges, traído “con todos los hierros” a producir un modelo internacional en la ciudad de los Hidalgos, a pesar que el proceso cambió de manos porque aquél recibió un contrato para irse al Japón junto con su discípulo Andrés Iniesta, leyenda por todos conocida en el Barcelona.
Mientras el naranja forjaba su arquetipo, el Pantoja por igual se ha mantenido trayendo técnicos argentinos y uruguayos.
LISTIN DIARIO
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