19.2.18

¿Qué se puede hacer para combatir la epidemia de soledad del siglo XXI?


Cristiano Ronaldo tiene 120 millones. Barack Obama tiene 53 millones. Donald Trump tiene 24 millones. Estoy, por supuesto, hablando de seguidores de Facebook.
¿Le preocupa a Donald que Barack tenga el doble de amigos cibernéticos que él? ¿O se consuela con el hecho de que Hillary Clinton solo tiene 10 millones?
Los seguidores de Facebook no son amigos, por supuesto. No vienen a tomar un café y charlar. Si lo hicieran, Cristiano tendría que atender a 330,000 amigos cada día.
Nunca hemos estado tan conectados, pero para millones, esta es la era de la soledad.Uno de los mayores cambios en la forma en que vivimos ha sido el gran aumento en la cantidad de personas que viven solas.
En parte se debe a que vivimos más tiempo: cada vez hay más personas mayores cuyos compañeros han muerto.
Pero también están los padres solteros cuyos hijos se han ido ya del hogar y personas que estaban casadas pero su relación colapsó, especialmente los hombres de mediana edad.

Solitud no es lo mismo que soledad

Para muchas personas, sin embargo, vivir solas no es un problema.
El International Journal of Ageing and Later Life recientemente incluyó un artículo quejándose de la representación en los medios de comunicación finlandeses de las personas mayores solitarias como un problema.
Una sección, titulada "La posibilidad de la soledad positiva", argumentó que la soledad, el silencio y la privacidad pueden verse como requisitos necesarios para el trabajo creativo.
Además, el documento sugiere que la soledad positiva no es solo un requisito previo para escribir o pintar, sino que también tiene otros significados beneficiosos.Hay riesgos en confundir la soledad y estar solo.
A algunas personas les gusta su propia compañía y se deleitan con las cualidades de la soledad.
La ensayista estadounidense Alice Koller decidió convertirse en ermitaña y, a partir de esa experiencia, escribió una serie de ensayos titulados "Las estaciones de la solitud".
"Ser solitario es estar solo y bien", concluyó. "Estar solo, lujosamente inmerso en actividades de tu propia elección, consciente de la plenitud de tu propia presencia en lugar de la ausencia de otros. Porque la solitud es un logro".
A mí me tienden a persuadir más los pensamientos del filósofo Francis Bacon sobre el tema: "Quien está encantado en la soledad es una bestia salvaje o un dios".

¿Tabú?

Fue interesante observar la reacción de la prensa británica hace unos años a un discurso sobre exclusión social y aislamiento pronunciado por David Halpern, del equipo de Análisis de Comportamiento del gobierno de Reino Unido.
El equipo estaba estudiando cómo la economía del comportamiento y la psicología podrían explotarse para lidiar con la soledad.En una cumbre en Suecia, se le preguntó a Halpern sobre cómo el gobierno podría alentar a las personas mayores a mantenerse activas.
Él respondió: "Tener a alguien que te quiere, alguien con quien puedas hablar si tienes un problema, es el predictor más poderoso de si vas a estar vivo dentro de 10 años, más que cualquier otro factor, ciertamente más que fumar".
Habló de la poca ocupación de las casas y de la conveniencia de que los jubilados volvieran a trabajar.
La respuesta de algunos sectores fue mordaz.
Un periódico tituló su artículo con: "Ancianos: vuelvan al trabajo y bajen su nivel de vida", y citó al grupo de gente de más de 50 años llamado Saga diciendo que era "sugerir que las personas mayores no merecen vivir en sus propios hogares es una ingeniería social escandalosa por parte del gobierno".
La bloguera libertaria Anna Raccoon también interpretó los comentarios comoevidencia de una intromisión y un gobierno agresivo: "Trabaja hasta que te caigas. No queremos que mueras plácidamente en tu casa, sino rodeado de otros jubilados exhaustos".
De hecho, la investigación a la que se refirió David Halpern es un metaanálisis de 148 estudios sobre los efectos del aislamiento social en la mortalidad realizado por académicos de la Universidad Brigham Young y la Universidad de Carolina del Norte.
Los investigadores pudieron observar las vidas de casi 309.000 personas durante un promedio de 7 años y medio, una muestra importantemente grande.
Lo que surgió fue que aquellos con relaciones sociales más fuertes tenían un 50% más de probabilidades de sobrevivir que aquellos que llevaban vidas más solitarias.
Un hallazgo profundamente poderoso.

Criaturas sociales

Esta investigación no muestra que a los pensionistas les vaya mejor si tienen amigos.
Indica que todos tenemos la posibilidad de disfrutar de beneficios de salud si tenemos una vida social activa. Los seres humanos somos criaturas sociales y estamos hambrientos de contacto. Sin él podemos, literalmente, morir.
BBC