Las manos de la imagen de rayos X que encabeza estas líneas pertenecen a una señora de 58 años. La mujer acudió a una clínica de Corea del Sur aquejada de fuertes dolores en las articulaciones, después de sufrir estos síntomas desde hacía más de cuatro décadas. Tal y como cuentan los reumatólogos que la atendieron, la paciente también presentaba graves deformaciones en las manos y en los pies. Pero lo que no esperaban los médicos es que la señora presentara numerosos hilillos de oro incrustados en sus dedos.Young-Bin Joo y Kyung-Su Park, facultativos del Hospital de San Vicente en la ciudad de Suwon, explican el caso clínico de la paciente en un artículo publicado en la prestigiosa revista New England Journal of Medicine. A la edad de dieciocho años, cuando comenzó a sufrir los dolores en las articulaciones, la mujer empezó a utilizar analgésicos (ibuprofeno) y a someterse a diferentes sesiones de acupuntura. Esta pseudoterapia, según afirman los médicos, fue el motivo por el que la paciente acabó con las manos llenas de oro, ya que el practicante le inyectó pequeñas piezas metálicas estériles mediante el uso de las típicas agujas que se emplean en esta antigua técnica de origen asiático.Diez años antes de acudir a la consulta de reumatología de Suwon, otros médicos le habían diagnosticado artritis reumatoide. Como explican desde la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, esta enfermedad crónica es autoinmune. En otras palabras, la patología se produce cuando el sistema inmunológico ataca —por error— un tejido sano del cuerpo, causando inflamación, pérdida de función, rigidez y dolor en las articulaciones y en los tejidos próximos. Aunque cualquier articulación puede verse afectada, lo más habitual es que los pacientes sufran más problemas en las muñecas y en los dedos. La artritis reumatoide además es más común en mujeres que en hombres y suele aparecer a una edad avanzada.¿Le sirvió de algo a la señora tratarse durante décadas con acupuntura para resolver la artritis reumatoide que padecía? La respuesta es sencilla: no. Según una revisión publicada por Cochrane, que analiza la evidencia disponible sobre la eficacia y la seguridad de las diferentes intervenciones sanitarias, la práctica milenaria no produce ningún beneficio para las personas aquejadas de esta enfermedad autoinmune. Los estudios realizadoshasta la fecha han comparado la acupuntura con el placebo y sus resultados muestran que no resulta más eficiente para reducir el dolor, el número de articulaciones inflamadas, el bienestar general o la necesidad de analgésicos, además de provocar en ocasiones ciertos efectos perjudiciales durante la práctica.Aunque la Colaboración Cochrane sostiene que existen pocos ensayos sobre la utilidad de la acupuntura para aliviar la artritis reumatoide, la limitada evidencia que hay en la actualidad muestra que la práctica no parece frenar los síntomas relacionados con esta patología crónica. En el caso de la paciente de Corea del Sur, la inyección de múltiples hilillos de oro no mejoró su estado de salud, sino que lo empeoró, ya que no fue diagnosticada ni tratada a tiempo con terapias que sí estuvieran avaladas por la evidencia científica. Tal y como aseguran los reumatólogos de Suwon, los análisis de laboratorio confirmaron que la señora padecía artritis reumatoide, por lo que recibió tratamiento a base de metotrexato y abatacept, dos fármacos muy utilizados como terapia frente a la patología autoinmune. Además, los médicos intervinieron quirúrgicamente a la mujer, con el objetivo de corregir las deformaciones que presentaba en los pies, lo que ayudó a aliviar parte del dolor que padecía, según relatan en su artículo científico.El caso clínico publicado en New England Journal of Medicine no es el primero en el que pacientes que reciben acupuntura descubren, años después, que esta pseudoterapia les dejó un rastro metálico en el interior de su organismo. En 1974, por ejemplo, científicos de la Universidad de California vieron que una mujer coreana de 44 años tenía restos de agujas en la espalda y la clavícula, después de haberse sometido a varias sesiones de esta práctica de origen asiático. Lo mismo le sucedió a otra señora de 68 años, cuyos médicos descubrieron por sorpresa que presentaba múltiples piezas metálicas en diferentes partes del cuerpo, como la pared abdominal, el torso o la espalda, según publicaron en 2006 en la revista Radiology Case Reports.Por desgracia, la introducción por accidente u omisión de restos de agujas o fragmentos metálicos en el interior del organismo, como ha sucedido en varios pacientes que recibieron acupuntura, no está exenta de problemas. Aunque en muchas ocasiones estas piezas se localizan de forma subcutánea, es decir, justo debajo de la piel, otras veces la mala fortuna hace que los fragmentos metálicos se transporten a órganos vitales como el hígado, el páncreas o los riñones, tal y como dieron a conocer en 1992 investigadores de Corea del Sur. Otros problemas relacionados con la inserción de agujas o piezas metálicas son la aparición de reacciones como la dermatitis de contacto o la formación de granulomas, según consta en la literatura científica. En este segundo caso, las células del sistema inmunológico rodean el cuerpo extraño —el fragmento metálico—, que no haya podido ser eliminado antes por el organismo, formando un tumor que ha de ser retirado mediante una cirugía.
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