SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Ese domingo 11 de junio, Ruth rompió
la espera y decidió servir el café en el juego de tazas que desde hacía más de
once años conservaba al acecho de una visita u ocasión especial para su uso.
Después del desayuno, abordó su vehículo y salió en compañía de su esposo y
su hijo menor, hacia una reunión familiar en el kilómetro 32 de la Autopista
Juan Pablo Duarte.
Es parte del recuerdo sobre ese día que comparte Robert de León sobre su
cónyuge, Ruth Infante y que evoca en la sala desprovista de muebles, al ritmo
del machacar implacable de los sazones en la cocina.
“Estábamos en medio de una mudanza y prácticamente no tenemos ningún mueble
acá. Era una especie de relanzamiento de nuestra relación y de nuestra
familia”, explica Robert, mientras su hijo de cinco años, reclama y conquista
la pierna izquierda, para luego recostarse en su hombro y pecho.
Los planes de la familia que Ruth y Robert ya habían emprendido, quedarían
suspendidos al llegar la tarde.
La gineco-obstetra y especialista en fertilidad, Ruth Altagracia Infante,
de 49 años, pasó a ser parte de la estadística lamentable de accidentes de
tránsito que ocurren en el país, los cuales alcanzaron la cifra total de 35,624
incidentes – mortales y no mortales – en 2016, y que a su vez reclamaron la
vida de 2,122 personas ese año. Los accidentes persisten como la principal
causa de muerte violenta en el país.
Ese número representó un incremento de 8 % respecto a las muertes ocurridas
en 2015, cuando, según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), unos
1,734 accidentes fatales (cuatro por día), dejaron como saldo 1, 946 muertes
(unos 5 decesos diarios). Dicho de otra forma, una persona murió cada 4.48
horas en el país en un accidente ese año.
Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud maneja cifras muy
diferentes. En un estudio publicado en 2015 sobre la Situación mundial de la
seguridad vial (Global status report on road safety 2015), con datos
aportados por la Autoridad Metropolitana de Transporte, señala que 3, 052
personas perdieron la vida en 2013 (29.3 por cada 100 mil habitantes), por lo
que actualmente, la cantidad de decesos podría ser superior.
El 90 % de las muertes relacionadas con accidentes de tránsito
ocurren en los países de ingresos bajos y medianos, los cuales tienen 54 % del
parque mundial de vehículos matriculados. Asimismo, la mitad de las personas
que mueren por esta causa son “usuarios vulnerables de la vía pública”, es
decir, peatones, ciclistas y motociclistas.
A pesar de existir pocas estimaciones mundiales de los costos de
las lesiones, la entidad señala que investigaciones de 2010 indican que los
accidentes cuestan a los países aproximadamente un 3 % de su producto interior
bruto, y que la cifra puede elevarse al 5 % en algunos países de ingresos bajos
y medios.
La OMS indica que de no aplicarse medidas, los accidentes de
tránsito podrían convertirse en la séptima causa de muerte en 2030
Se
trató, primero, de una amistad alimentada con el concurrir del tiempo – más de
20 años –, mientras se encontraban inmersos en el estudio de sus carreras
(ella, estudiante de medicina y él, de educación).
“No entramos en un noviazgo. Cultivamos una amistad que fue
creciendo, pero no hubo un noviazgo inmediatamente. Los dos éramos bastante
lentos”, comenta Robert a manera de explicación. El 22 de abril del 2006 se
unieron formalmente para recorrer juntos el resto de sus vidas.
A Ruth la define como “medularmente alegre”, una mujer que a
través de su especialidad en fertilidad pudo ayudar a un sinnúmero de familias
a alcanzar sus sueños de tener un hijo.
El domingo, pasado el peaje de la Autopista Duarte, optaron por
retornar a la ciudad por la avenida Circunvalación de Santo Domingo, misma que
habían usado para dirigirse a la actividad familiar, pero no era la ruta
acostumbrada.
A su salida, lo que fue una llovizna hasta ese momento, se
convirtió en una lluvia cerrada durante el trayecto, formando charcos en la
vía. Con voz serena, cuenta que debido al clima, transitaban a unos 90
kilómetros por hora.
10 segundos intensos y confusos, en los que el recuerdo se vuelve
turbio para Robert y difíciles de reconstruir, bastaron para abrir un nuevo
capítulo en su vida. “No pude controlar el vehículo”, explica. Un instante
después ocurrió la colisión.
Cuando el vehículo se detuvo finalmente, atinó a rescatar a su
hijo menor por la ventanilla de la puerta que quedó destruida. Un vistazo hacia
el lado del pasajero donde viajaba Ruth fue suficiente para comprender la
terrible realidad de que su vida se había apagado. Robert y Lucas resultaron
con heridas leves.