Nueva York, 27 jul (EFE).- Un simple beso fue
la chispa que permitió a una modesta campaña para defender la paz entre
árabes y judíos convertirse en los últimos días en todo un éxito en las
redes sociales.
Sulome Anderson, una periodista estadounidense de
origen libanés, publicó el pasado 13 de julio en Twitter una instantánea
en la que aparecía besando a su novio israelí y sujetando una hoja en
la que podía leerse el lema "Judíos y árabes se niegan a ser enemigos".
Bajo la imagen, la joven señalaba en inglés: "Él
me llama neshama (cariño, en hebreo), yo le llamo habibi (querido, en
árabe). El amor no habla el idioma de la ocupación" e incluía el
"hashtag" #JewsAndArabsRefuseToBeEnemies.
Desde entonces, la imagen ha sido compartida en la
popular red social más de 4.000 veces y ha propulsado de forma
espectacular esa campaña, iniciada poco antes por un estudiante israelí
del Hunters College de Nueva York y una amiga siria.
El lema cuenta con una página en Facebook que en
apenas dos semanas ha logrado más de 38.000 seguidores y se ha extendido
como la pólvora en las redes sociales.
El "hashtag" ha sido ilustrado con cientos de
fotografías de parejas de árabes y judíos, familias mixtas, amigos de
las dos comunidades y personas que defienden la paz entre ellas desde
todos los rincones del mundo.
Junto a ellas, mensajes como "¿por qué no podemos
llevarnos bien?", "podemos trabajar juntos" o "detengamos el odio" han
inundado las redes sociales esta semana, mientras desde Gaza e Israel no
dejaban de llegar imágenes e informaciones sobre combates entre
israelíes y palestinos y escalofriantes cifras de bajas civiles.
El efecto viral del beso protagonizado por
Anderson y su novio, criado en una familia ortodoxa y que ha preferido
no dar a conocer su nombre completo, ha catapultado además a la pareja a
los medios de comunicación de todo el mundo.
Tanto, que la periodista de 29 años avisa ya en su
perfil en Twitter que no dará más entrevistas y subraya que la campaña
#JewsAndArabsRefuseToBeEnemies va mucho más allá de su relación
sentimental.
La propia Anderson, sin embargo, ha relatado la
experiencia en primera persona en un artículo para la revista "New York
Magazine", en el que asegura que publicó la fotografía sin pensar
demasiado.
"Estábamos de vacaciones y, a sugerencia de una
amiga periodista, subimos una foto de los dos juntos en apoyo de lo que
entonces era una iniciativa poco conocida", cuenta.
La imagen, que rápidamente se hizo muy popular y
se propagó por internet, ha recibido multitud de elogios, pero también
críticas.
"Algunos nos han criticado por trivializar lo que
está pasando en Gaza. Dicen que este conflicto no es sobre el odio entre
judíos y árabes, sino sobre un país poderoso oprimiendo a personas más
débiles", explica Anderson, que personalmente asegura estar de acuerdo
con la segunda postura, pero que defiende que la campaña puede servir
para traer cambios positivos.
La periodista -hija de un corresponsal
estadounidense que en los años 80 estuvo siete años secuestrado en el
Líbano por una milicia precursora de Hizbulá- asegura que aunque ella y
su pareja no comparten siempre puntos de vista sobre Oriente Medio, sí
están de acuerdo en que lo importante del conflicto es la gente
corriente.
"Nos gusta que el movimiento ponga énfasis en las
conexiones humanas entre personas a las que se ha enseñado a odiarse",
subraya Anderson, quien destaca el apoyo que ha recibido de personas que
no comparten para nada sus visiones políticas.
"A pesar de nuestras diferencias, vieron algo en ese mensaje con lo que podían conectar, y eso me da esperanza", concluye. EFE
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