Siempre se ha pensado que es fácil deducir la personalidad del protagonista de un «selfie» por su pose. Con esa primera impresión que transmite una autofoto, cualquiera se hace una idea de cómo es su autor: egocéntrico, tímido, con ganas de llamar la atención... Ahora la ciencia ha demostrado que no todo lo que transmite una de estas fotos es cierto. Porque, al fin y al cabo, ¿quién se fía de la foto de perfil de alguien?
Si un extraterrestre tratara de hacer un retrato robot de la humanidad a partir de las fotos de perfil de Facebook, WhatsApp o Twitter, saldría que no hay nadie feo en la Tierra. Todo el mundo elige su mejor foto; aunque a veces la realidad sea otra.
Los investigadores tomaron 1.000 fotos para llevar a cabo el estudio
Con estos datos seleccionados, pidieron a otro grupo de usuarios que votara las imágenes según tres patrones: accesibilidad (¿Esta persona te ayudaría o te haría daño?), dominación (¿Están capacitados para hacer algunas acciones?) y atractivo (¿Sería una buena pareja?). Todo a partir de las sensaciones que transmite la fotografía.
Cambia la imagen, cambia lo que piensan sobre ti
Lo que descubrieron es que se puede modificar a voluntad la
primera impresión que se quiere transmitir. Así apreciaron que un
modelo que combinara las diferentes características podría explicar el 58% de las modificaciones que
vieron en las fotos. Esto es: una buena sonrisa hace que alguien
parezca accesible de un vistazo, un rostro masculino es igual a
dominación y los ojos abiertos nos hacen más atractivos.
Con estos datos, realizaron una especie de caretas
virtuales a las que aplicaron las opiniones recogidas en los
encuestados. Crearon así unos patrones que presentaron a un segundo
grupo. El resultado: todos escogieron el avatar que los investigadores tenían previsto.
La conclusión es evidente. Las primeras impresiones no siempre son acertadas y lo que es peor, se pueden modificar a voluntad para que alguno se haga pasar por lo que no es.
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