Defensor del Pueblo, Pablo Ulloa, una figura que debería estar del lado de la gente, velando por los derechos y garantizando transparencia… está siendo cuestionado por gastos excesivos que dejan mucho que desear.
Mientras el pueblo enfrenta dificultades, mientras cada peso del erario debe cuidarse como oro, no es aceptable que quien está llamado a protegernos termine envuelto en decisiones que parecen ir en contra de la misma institución que representa. No se puede predicar defensa del ciudadano mientras se manejan recursos públicos sin la prudencia que demanda la función. El país necesita más seriedad, más responsabilidad y menos extravagancias financiadas por el dinero del pueblo. Porque si alguien debe dar el ejemplo, es precisamente el Defensor del Pueblo. Y hoy más que nunca, hay que recordarle que su rol no es gastar sin control, sino proteger, vigilar y servir. Publicado por- Ricardo Rosario
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