Un grupo de agricultores derribó, el pasado mes de agosto, un molino eólico de 37 toneladas en Krummhörn (Alemania) usando varios tractores. El vídeo se ha hecho viral y ha desatado la polémica entre vecinos, autoridades y ecologistas
Un agricultor de la localidad alemana de Krummhörnse, junto a otros dos compañeros, ha convertido en protagonista de un hecho insólito tras derribar un molino eólico de 37 toneladas instalado en sus tierras utilizando la fuerza combinada de varios tractores y cuerdas. El suceso ocurrió el pasado 9 de agosto en la citada localidad de Frisia Oriental, y fue grabado en vídeo, convirtiéndose rápidamente en uno de los temas más comentados en redes sociales. La grabación muestra cómo la estructura metálica se inclina lentamente hasta desplomarse con un estruendo que se escuchó a varios kilómetros.
El vídeo fue compartido en redes sociales por la revista especializada Jara y Sedal, que contribuyó a su viralización. En las imágenes se observa la espectacular caída del aerogenerador, comparada por muchos con la tala de un árbol gigante. Aunque el agricultor responsable asegura que contaba con un permiso oficial de demolición, la versión ha sido puesta en duda por las autoridades locales, lo que ha abierto un conflicto legal
Según explicó el propietario, todos los fluidos del aerogenerador habían sido retirados previamente para evitar riesgos de contaminación, pero desde el distrito de Aurich contradijeron su relato. Las autoridades sostienen que la demolición no fue profesional ni autorizada, y que ya se había contratado a una empresa especializada para encargarse de la tarea de manera segura. La disparidad de versiones ha disparado la polémica pública y ha colocado el caso en el centro del debate sobre la gestión de infraestructuras energéticas en zonas rurales.
El debate y las reacciones
Las imágenes del derribo han dividido a la opinión pública alemana. Algunos aplauden la valentía del agricultor, considerándolo un gesto contra la imposición de estructuras que alteran el paisaje rural. El exdiputado Ralf Dekker llegó a calificar la escena como “hermosa de ver”, mientras que el psicólogo Steve van Herreweghe no dudó en celebrar que “se deshagan de esas cosas horribles”.
En contraste, defensores de la energía eólica han criticado duramente la acción, señalando que los aerogeneradores son una pieza clave en la transición energética hacia un futuro libre de combustibles fósiles. Para este sector, lo ocurrido en Krummhörn refleja una resistencia al cambio que podría tener efectos negativos en la lucha contra el cambio climático.
El caso es un precedente en el enfrentamiento entre propietarios rurales y autoridades en torno a las energías renovables
Ahora, las consecuencias legales para el agricultor están sobre la mesa. La policía investiga si el permiso de demolición existía realmente y si la acción puede derivar en sanciones económicas o incluso responsabilidades penales. El distrito de Aurich ya ha ordenado la restauración del terreno y la retirada de los restos, lo que podría implicar elevados costes.
EL CONFIDENCIAL







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