2.7.25

Así es la técnica para interpretar correctamente los anillos de los árboles y descubrir su verdadera antigüedad

 


Algunos árboles del planeta superan los 5.000 años de edad y siguen en pie como testigos silenciosos de la historia


Determinar la edad de un árbol es posible gracias al análisis de sus anillos de crecimiento. Eso es lo que nos llevan explicando nuestros padres y profesores desde hace años, pero nunca nos han enseñado a contar bien los anillos de un tronco caído. Este método, bien aplicado, permite comprender tanto la antigüedad como las condiciones ambientales que rodearon al ejemplar durante su vida.

 

Cuando un árbol cae por causas naturales, como una tormenta, o es talado por el hombre, su interior revela un patrón de anillos concéntricos visibles en el corte transversal del tronco. Cada uno de estos anillos está compuesto por una franja clara, que representa una estación húmeda y de mayor crecimiento, y una franja oscura, que indica un periodo más seco, ilustran en un vídeo de TikTok del perfil de (@biocaotico).

¿Se puede saber la edad sin cortar el tronco?

El proceso es muy sencillo: contando las franjas oscuras, podemos estimar los años de vida del árbol. “Gracias a este procedimiento se pueden obtener datos muy valiosos, como los ciclos climáticos que ha vivido el árbol, o detectar periodos de sequía o abundancia”, explican en el vídeo. De hecho, esta información resulta útil para reconstruir el clima de décadas pasadas y analizar el impacto ambiental en una zona concreta.

 

Para evitar cortar un árbol sano, los expertos emplean un instrumento de perforación específico que permite extraer un cilindro fino de madera, similar a una muestra, sin causar un daño significativo. Esta técnica permite estudiar el tronco desde el exterior, analizar sus anillos y conocer su historia sin comprometer la salud del ejemplar.

La lectura de los anillos no solo revela la edad del árbol, sino también sucesos extraordinarios como incendios, plagas o épocas de lluvias abundantes. Por eso, los investigadores consideran a los árboles como auténticos archivos vivientes del medio ambiente, capaces de registrar el paso del tiempo con una precisión sorprendente.

EL CONFIDENCIAL

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