Hay expresiones que utilizamos en nuestro día a día una y otra vez y no sabemos de dónde vienen. Una farmacéutica ha querido hablar del origen de una de ellas
La expresión "pillarse un ciego" es comúnmente utilizada para describir una borrachera notable, pero su origen, vinculado a un hecho médico, resulta especialmente llamativo. Este dicho popular, empleado de manera coloquial, tiene sus raíces en un fenómeno relacionado con la pérdida de visión, generado por la intoxicación con alcohol adulterado.
El consumo de alcoholes adulterados, como el metanol, explica esta conexión. Según expone la farmacéutica y tiktoker Elena, el metanol, un compuesto químico más económico que el etanol, "afecta al nervio óptico provocando daños que pueden incluir ceguera permanente". Esta sustancia interfiere con la transmisión de las señales visuales al cerebro, ocasionando serios trastornos en la visión.
El sorprendente tratamiento contra el metanol
Una de las particularidades más curiosas de esta intoxicación es el método empleado para revertir sus efectos. Contrario a lo que podría parecer lógico, el tratamiento en entornos hospitalarios consiste en administrar etanol de manera intravenosa al paciente, lo que, paradójicamente, implica "emborracharlo aún más". Este procedimiento tiene una base científica sólida.
El papel clave lo desempeña una enzima llamada alcohol deshidrogenasa, que metaboliza de manera prioritaria el etanol. Al hacerlo, detiene la descomposición del metanol y evita que se generen compuestos tóxicos responsables de los daños graves, como la ceguera. Este método no solo protege la visión, sino que también puede salvar vidas en casos de intoxicación grave.
Una expresión con un origen médico
Aunque actualmente "pillarse un ciego" se emplea sin pensar en su trasfondo histórico, el dicho nació de estas circunstancias médicas. Su origen actúa como recordatorio de los riesgos asociados al consumo de bebidas de dudosa procedencia. Afortunadamente, los controles actuales minimizan este peligro, permitiendo que la frase perviva únicamente como una anécdota lingüística.
EL CONFIDENCIAL
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