En las últimas 24 horas he escrito más de 100 mensajes de WhatsApp.
Ninguno de ellos fue muy emocionante. Hice planes con mi familia, hablé de proyectos de trabajo con colegas e intercambié noticias y chismes con algunos amigos.
Tal vez necesito mejorar lo que hago, pero incluso mis mensajes más aburridos estaban encriptados de manera predeterminada y utilizaban los poderosos servidores informáticos de WhatsApp, alojados en varios centros de datos alrededor del mundo.
Para una compañía, hacer algo así no es una operación barata y, sin embargo, ni yo ni ninguna de las personas con las que estuve charlando ayer hemos desembolsado dinero para utilizarla. La plataforma tiene casi 3.000 millones de usuarios en todo el mundo.
Es cierto que ayuda que WhatsApp tenga una gran empresa matriz detrás: Meta, que también es propietaria de Facebook e Instagram.
Las cuentas personales e individuales de WhatsApp como la mía son gratuitas porque WhatsApp gana dinero gracias a los clientes corporativos que desean comunicarse con usuarios como yo.
Desde el año pasado, las empresas pueden crear canales gratuitos en WhatsApp, para poder enviar mensajes que sean leídos por todos los que decidan suscribirse.
Pero lo que pagan más es el acceso a interacciones con clientes individuales a través de la aplicación, tanto conversacionales como transaccionales.
En muchos lugares esta función está todavía en sus inicios, pero en la ciudad india de Bangalore, por ejemplo, ya es posible comprar un billete de autobús y elegir el asiento, todo a través de WhatsApp.
Pagar cosas desde el chat
“Nuestra visión, si hacemos todo esto bien, es que una empresa y un cliente puedan hacer las cosas correctamente en un hilo de chat”, dice Nikila Srinivasan, vicepresidente de mensajería empresarial en Meta.
“Eso significa que, si quieres reservar un billete, si quieres iniciar una devolución, si quieres realizar un pago, deberías poder hacerlo sin tener que abandonar el hilo de chat y luego volver a todas las demás conversaciones de tu vida”.
Las empresas también pueden optar por pagar por un enlace que lanza un nuevo chat de WhatsApp directamente desde un anuncio on line en Facebook o Instagram a una cuenta personal.
Srinivasan me dice que esto por sí solo ya vale "varios miles de millones de dólares" para el gigante tecnológico.
Nikila Srinivasan de Meta dice que el objetivo es que las empresas se comuniquen cada vez más con los clientes a través de WhatsApp.
Otras aplicaciones de mensajería han seguido caminos diferentes.Signal, una plataforma conocida por sus protocolos de seguridad de mensajes que se han convertido en un estándar de la industria, es una organización sin fines de lucro.
Afirma que nunca ha aceptado dinero de inversores (a diferencia de la aplicación Telegram, que depende de ellos).
En cambio, funciona gracias a donaciones, que incluyen una inyección de efectivo de US$50 millones de Brian Acton, uno de los cofundadores de WhatsApp, en 2018.
“Nuestro objetivo es acercarnos lo más posible a lograr el apoyo total de pequeños donantes, apoyándonos en una gran cantidad de contribuciones modestas de personas que se preocupan por Signal”, escribió su presidenta, Meredith Whittaker, en una publicación de blog el año pasado.
Discord y Snapchat
Discord, una aplicación de mensajería muy utilizada por jugadores jóvenes, tiene un modelo freemium: registrarse es gratis, pero las funciones adicionales, incluido el acceso a los juegos, tienen un precio.
También ofrece una membresía de pago llamada Nitro, con beneficios que incluyen transmisión de video de alta calidad y emojis personalizados, por una suscripción mensual de US$9,99.
Snap, la empresa detrás de Snapchat, combina varios de estos modelos. Ofrece anuncios, tiene 11 millones de suscriptores de pago (a fecha de agosto de 2024) y también vende gafas de realidad aumentada llamadas Snapchat Spectacles.
Y tiene otro truco bajo la manga: según el sitio web Forbes, entre 2016 y 2023 la firma ganó casi 300 millones de dólares solo en intereses.
Pero la principal fuente de ingresos de Snap es la publicidad, que genera más de US$4.000 millones al año.La empresa Element, con sede en el Reino Unido, cobra a los gobiernos y a las grandes organizaciones por utilizar su sistema de mensajería segura.
Sus clientes utilizan su tecnología, pero la gestionan ellos mismos, en sus propios servidores privados.
La empresa, fundada hace 10 años, tiene “ingresos de dos dígitos en millones” y está “cerca de la rentabilidad”, me dice su cofundador Matthew Hodgson.
Él cree que el modelo de negocio más popular para las aplicaciones de mensajería sigue siendo el eterno favorito digital: la publicidad.
El producto eres tú
“Básicamente, [muchas plataformas de mensajería] venden anuncios monitoreando lo que hacen las personas, con quién hablan y luego dirigiéndoles los mejores anuncios”, afirma.
La idea es que incluso si hay encriptación y anonimato, las aplicaciones no necesitan ver el contenido real de los mensajes que se comparten para obtener mucha información sobre sus usuarios, y luego pueden usar esos datos para vender anuncios.
“Es la vieja historia: si usted, el usuario, no paga, lo más probable es que sea el producto”, añade Hodgson.
BBC
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