Según un lema publicitario bastante popular, lanzado en el año 1948, los diamantes son para siempre. Sin embargo, empleando una cantidad adecuada de calor y suficiente oxígeno, un diamante podría convertirse en humo. De hecho, los diamantes son carbono (al igual que el carbón), por lo que se necesita más energía para quemarlos. Así, aunque se necesita una gran cantidad de energía para superar las fuerzas intramoleculares del carbono, finalmente el diamante acabaría ardiendo.
Según
Rick Sachleben, químico perteneciente a la Sociedad Estadounidense de Química,
primero habría que convertir el carbono en una forma gaseosa, para que de esta
forma pueda reaccionar con el aire y formar una llama. Y, para ello, la mejor
forma es aplicar una enorme cantidad de calor, pues los diamantes comienzan
a arder alrededor de los 900 grados Celsius.
Cuando
se quema por primera vez un diamante, este comienza a brillar en un tono rojizo
y posteriormente se vuelve blanco. El calor desarrolla una reacción entre la
superficie del diamante y el aire, convirtiendo el carbono en un gas incoloro
(es decir, en monóxido de carbono). El monóxido de carbono, a su vez, genera
más calor y reacciona con el oxígeno.
No
obstante, el fuego no suele durar demasiado, ya que para alimentar la llama se
necesitaría oxígeno puro en lugar de aire ambiental, que
solo contiene un 22 % de oxígeno. Además, el monóxido de carbono que se eleva
del diamante se enciende en presencia del oxígeno, creando un fuego que parece deslizarse sobre la
superficie de la piedra.
Pueden dañarse
con las llamas
Según
el Instituto Gemológico de América (GIA por sus siglas en inglés) los diamantes
podrían dañarse con las llamas de un incendio, incluso sin oxígeno puro. Así,
un diamante atrapado en el incendio de una casa no llegará a
convertirse en humo o cenizas, sino que arderá lo suficiente como para verse
blanco. No obstante, si se cortasen las partes quemadas
del diamante, se vería una piedra mucho más pequeña, pero también más clara.
Por
otro lado, cuando el carbono se quema en oxígeno puro, este produce dióxido de
carbono y agua. Por lo tanto, un diamante de carbono puro podría, teóricamente,
desaparecer por completo si se quema durante el tiempo suficiente. No obstante,
la mayoría de los diamantes presentan algunas impurezas, como
el nitrógeno, por lo que es muy poco probable que la reacción sea tan sencilla.
FUENTE:MUYINTERESANTE.ES
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