Este lunes, el director del FBI, James Comey, confirmó por primera vez que
la agencia de inteligencia está investigando posibles vínculos entre el
Kremlin y la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales
de 2016.
Se trata de unas declaraciones reveladoras que hizo en
la Cámara de Representantes junto al director de la Agencia de Seguridad
Nacional (NSA), Mike Rogers, con las que marcó un hito histórico al poner en duda que el actual séquito presidencial de EEUU hubiese sido elegido democráticamente.
Aunque durante las horas que duró su testimonio ambos se negaron a
hablar de información secreta sobre su trabajo, Comey reveló puntos
clave que indicaron que Trump podría ser presidente gracias a la
ciberinterligencia rusa: la investigación empezó a finales del julio
pasado y aún está en curso, están investigando a más de una persona involucrada en la campaña de Trump por sus vínculos con el gobierno ruso y desde el inicio tuvieron claro que el presidente ruso Vladimir Putin quería que la candidata demócrata Hillary Clinton perdiera porque la odia.
"Creo que fue un juicio bastante fácil para la comunidad (de inteligencia). Putin odiaba tanto a Clinton que tenía una clara preferencia por la persona que competía contra ella", dijo Comey.
Después de estas reveladoras declaraciones hubo más: el director del FBI también desafió públicamente a Trump alegando que no había pruebas que indicaran que el expresidente Barack Obama ordenó espiarle durante la campaña presidencial.
"Con respecto a los tweets del presidente sobre las presuntas escuchas
telefónicas hechas por parte de la anterior administración, no tengo
información que apoye esos tweets". La propia consejera del presidente,
Kellyanne Conway, aseguró la semana pasada que Obama había vigilado a Trump -no es broma- a través de un microondas.
La investigación empezó a finales del julio pasado y que más de una persona involucrada en la campaña de Trump está siendo investigada por sus vínculos con el gobierno ruso
Ante esta información que deja en evidencia al presidente, la Casa
Blanca catalogó a gran parte del testimonio del director del FBI de
mentira. Negó haber tenido ningún vínculo con Rusia
durante la campaña presidencial, por lo que, en su opinión, no había
nada a investigar. "Investigar y tener pruebas son cosas distintas", achacó el Secretario de Prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer.
Por su parte, Trump se defendió antes de la audiencia escribiendo en un tweet lo que ya había dicho en repetidas ocasiones: "Los demócratas crearon y llevaron a delante la historia rusa como excusa para crear una terrible campaña".
A pesar de que Comey y Rogers dijeron que la investigación podría durar
meses, su trabajo indagando en las entrañas de la ciberinteligencia
rusa no terminará con este caso, ya que el director del FBI advirtió que
en un futuro podría volver a intervenir en la política estadounidense.
"Estarán de vuelta en 2020. Podrían estar de vuelta en 2018. Y una de
las lecciones que se pueden extraer de esto es que tuvieron éxito porque
introdujeron el caos y la división y la discordia y sembraron dudas
sobre la naturaleza de nuestro increíble país y en nuestro proceso
democrático", aseguró.