27.6.16

De esclavo a millonario: la extraña vida del primer afroamericano de Wall Street

Nació esclavo, se hizo pasar millonario... y todo el mundo le creyó

Actualmente, el sueño americano se ha llevado a cotas imposibles. Pero hace ya varios siglos que esto ocurre. Buen ejemplo de ello es la historia del primer afroamericano de Wall Street. O, como él se hacía llamar,Guillermo Enrique Eliseo.
Eliseo se llamaba en realidad William Henry Ellis. Criado en el sur de Texas, había nacido y crecido como un esclavo. Junto a su familia, trabajó durante años en una plantación de algodón situada en Victoria. 
Sin embargo, desde joven ya demostró ser muy avispado. Se informaba de cómo funcionaba el mundo y tenía claro que no iba a morir como un triste sirviente. Así es como consiguió escaparse del campo en el que trabajaba. Era 1890 y tenía un plan en mente: mudarse a Manhattan.
Al llegar a la ciudad, se aferró al castellano que había aprendido al trabajar cerca de la frontera con México para presentarse como un estrafalario magnate mexicano.

En la prensa le llegaron a catalogar como "El hombre más rico de Ciudad de México"
Ellis no tardó en convencer a sus colegas de su supuesta procedencia y conquistó Wall Street. En ese momento, prácticamente todos los artículos de la emergente economía de consumo americana tenían sus orígenes en recursos mexicanos, ya fuese el cobre que se utilizaba para electrificar las ciudades americanas o la goma mexicana destinada a fabricar neumáticos para los recién inventados automóbiles.
Su condición de mexicano de familia adinerada, por lo tanto, resultaba especialmente atractiva para los peces gordos de Wall Street. Gracias a su gran imaginación y la apariencia que utilizaba –con la ropa más cara que podía permitirse– se ganó una reputación que fue avalada por la prensa, que, en 1897, le catalogó como “ el hombre más rico de Ciudad de México”.
Pronto comenzó una relación con la actriz Fayne Strahan, una mujer blanca que acababa de llegar a Manhattan después de haberse criado en Atlanta con su madre viuda. Cortejándola con regalos caros como abrigos de piel de foca, Ellis pronto consiguió engatusar a la que estaba catalogada como una de las mayores bellezas de la ciudad.
Lo que no sabía el magnate era que Strahan estaba jugando con él. Le habían hecho el popularmente llamado “badger game”. Esta estafa consiste en un matrimonio en el que la mujer atrae a un hombre –en este caso Ellis– a una situación comprometida. Se gana su confianza y entonces aparece su marido –en este caso, un hombre llamado William A.E. Moore– y le pide una gran suma de dinero si no quiere revelar lo ocurrido.
En una época en la que el adulterio era un estigma considerable, esta táctica se repetía una y otra vez entre las clases más altas de Nueva York. Además, el color de piel de Ellis le dejaba como un blanco demasiado fácil, algo que Strahan y Moore aprovecharon como pudieron. Sin embargo, Ellis no se quedó callado y el caso llegó a los juzgados, de donde lográ salir indemne.

Ellis pasó a mejor vida sin que nadie consiguiera reconocerle
Después de lo ocurrido, Ellis, a quien ahora catalogaban como un “cubano de rasgos marcados” –aunque él continuaba diciendo que era mexicano– consiguió casarse. Fue en 1903 y con otra mujer blanca, Maude Sherwood.
A pesar de las diferencias físicas, ambos compartían muchos nexos de unión.
En la nota de prensa que envió a los medios, Ellis explicaba que su mujer descendía de la nobleza inglesa. Así quería sorprender a un público que no esperaba menos para uno de los mayores magnates de Wall Street. Sin embargo, según los datos del censo Sherwood no era de Gran Bretaña, sino de Nueva Jersey. Sus orígenes no tenían ninguna relación con los que Ellis vendía. Y, al contrario de lo que decía, se trataba de una mujer de origen humilde.
Al parecer, ambos tapaban sus propios secretos. Eran quienes querían ser en un lugar en el que habían conseguido todo gracias al dinero, la mentira y a las apariencias. Incluso lograron casarse sin problemas siendo él negro y ella blanca. Y es que, aunque no había una ley en Nueva York que lo prohibiera, lo cierto es que estaba muy mal visto en aquella época.
William Henry Ellis, Guillermo Enrique Eliseo, acabó muriendo sin que nadie consigui era reconocerle. Nadie se acordó nunca del esclavo que en 1890 huyó del sur de Texas para vivir una nueva vida. Conocían al magnate millonario con el tono de piel algo oscuro que sorprendió a toda Nueva York. Y así es como pasó a la historia.