8.2.14

Entérate cómo nacieron los Juegos Olímpicos de Invierno

El barón Pierre de Coubertin, creador de los Olímpicos, tenía como idea original incluir deportes de invierno en el programa normal de los Juegos

 

 Sochi, en Rusia, será anfitrión a partir del próximo 7 de febrero de los Juegos Olímpicos de Invierno, un evento que desde sus inicios ha escrito páginas inolvidables en el deporte exclusivo para escenarios con nieve.

Para hablar de los Olímpicos de Invierno debemos remontarnos hasta 1924, año en el cual se realizaron los primeros Juegos dedicados exclusivamente a deportes invernales, en la estación francesa de Chamonix, en gran medida al crecimiento de las disciplinas que se practicaban en hielo y que no tenían cabida en las olimpiadas tradicionales, porque algunos países no contaban con las instalaciones necesarias para llevar a cabo los eventos.

El barón Pierre de Coubertin, creador de los Olímpicos, tenía como idea original incluir deportes de invierno en el programa normal de los Juegos, en especial el patinaje artístico. Fue así que en los Juegos de Verano, en Londres, 1908, el patinaje hizo su aparición, y más tarde en Amberes 1920, también se incluyó el hockey sobre hielo.

En Europa ya se practicaban deportes de invierno, que eran conocidos como los ‘Juegos Nórdicos’, celebrados por primera vez en Suecia, en 1901. La idea del Comité Olímpico Internacional (COI), era hacer un evento funcional y redituable, pero que estuviera separado y ajeno a los ‘Nórdicos’. 

Sería el conde italiano Eugenio Brunetta d'Usseaux, quien propuso al COI la celebración de una semana dedicada a los deportes de invierno como parte del programa olímpico, pero su idea tuvo que ser retomada hasta 1921, cuando se decidió que los organizadores de los Juegos Olímpicos de París 1924, atendieran también una semana ‘Internacional de Deportes de Invierno" bajo el auspicio del COI, naciendo así la edición I de los Olímpicos de Invierno.

 a semana dedicada a los deportes de invierno fue todo un éxito. En 11 días participaron más de 200 deportistas de 16 países, compitiendo en 16 pruebas, siendo los finlandeses y noruegos los grandes vencedores. Las mujeres participaron exclusivamente en la competición de patinaje artístico.

Un año después y tras el éxito obtenido, el COI decidió seguir con la tradición, creando así los Juegos Olímpicos de Invierno, designando los celebrados en Chamonix, Francia, como la primera edición.
En sus inicios sólo incluían siete modalidades deportivas entre ellas el esquí, el hockey, el curling, el biatlón, el patinaje de velocidad y el artístico; con el tiempo y la aparición de nuevos deportes se fueron sumando otros.

Al principio, los Juegos de Invierno se organizaban a la par de los Olímpicos de Verano, pero el COI consideró que era necesario darle su verdadero valor y logros a los atletas, para potenciar el desarrollo de los eventos invernales por separado. Por ello se decidió desfasar la realización de los Juegos Olímpicos de Invierno a partir de Lillehammer 1994. Desde esa fecha, los Juegos Olímpicos Invernales se realizan en los años pares entre dos Juegos de Verano. Además de ello, comercialmente era más atractivo para las televisoras y los propios organizadores del evento.

A continuación un breve repaso con lo más destacado a lo largo de estos ya casi 90 años, desde que se organizaron los Olímpicos de Invierno, en donde se han escrito historias épicas en los llamados Jugos Blancos.

 1924 en Chamonix, Francia: 258 participantes, 16 naciones, 7 deportes, 2 demostraciones. Bautizado como “la Semana Internacional de los Deportes de Invierno en Chamonix, omitiendo el término ‘olímpico’ por las presiones de los países escandinavos, que querían proteger sus ‘Juegos Nórdicos’, la prueba recibió el título de los primeros Juegos Olímpicos de Invierno de la historia un año después. Seguidas por más de 10.000 espectadores, las pruebas tuvieron un gran éxito.

 928 en Saint-Moritz, Suiza: 464 participantes, 25 naciones, 8 deportes, 2 demostraciones. La inusual suavidad de las temperaturas obligó a los organizadores a retrasar numerosas pruebas durante los nueve días de competición. En patinaje de velocidad, los 10, 000 metros masculinos fueron incluso anulados, que el deshielo había transformado la pista en un gran charco de agua. Estos Juegos consagraron a Noruega, que se hizo con más de un tercio de las medallas en juego (15 de 41).

1932 en Lake Placid, Estados Unidos: 252 participantes, 17 naciones, 7 deportes, 2 demostraciones. Tras la salida de la crisis de 1929, los Estados Unidos organizaron estos Juegos, donde la participación bajó y la organización fue decepcionante. El salto de esquí tuvo lugar bajo un sol de justicia e incluso se hizo llegar nieve en tren desde Canadá, pero se fundió por el camino. Las pruebas de patinaje artístico, disputadas por primera vez en pista cubierta, volvieron a tener como ganadora a la noruega Sonja Henie. El deportista de los Juegos fue el campeón olímpico de boxeo de semipesados en Amberes en 1920, el estadounidense Francis Edward Eagan se consagró en bobsleigh, siendo el único deportista en la historia en proclamarse campeón olímpico de verano y de invierno.

1936 en Garmisch-Partenkirchen, Alemania: 646 participantes, 28 naciones, 8 deportes, 2 demostraciones. A pesar de las numerosas llamadas al boicot de estos Juegos, confiados a Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda del III Reich, el récord de participantes se batió holgadamente.
En la ceremonia de apertura se desplegó la cruz gamada y Hitler, bajo la atenta mirada de los espectadores y con su brazo en alto, abrió “sus” Juegos. En cuanto a la competición, el esquí alpino hizo su aparición, junto a la combinada, aunque unas diferencias entre el COI y la Federación Internacional de Esquí cerraron la puerta a la mayoría de los mejores esquiadores europeos.

1948 en Saint-Moritz, Suiza: 669 participantes, 28 naciones, 9 deportes, 2 demostraciones. Los Juegos, de los que son excluidos Alemania y Japón, regresaron a Saint-Moritz para consagrar al esquí alpino, con seis pruebas, frente a las cinco del esquí de fondo. La nueva disciplina reina sonrió a Francia, que se llevó cinco de las nueve medallas masculinas (2 de oro, 1 de plata y 2 de bronce). Como en 1928, el viento del sur, caliente y seco (foehn), tuvo influencia en las pruebas, sobre todo en patinaje de velocidad y el hockey sobre hielo. El principal protagonista de los Juegos fue el francés Henri Oreiller, “el loco de las bajadas”, fue el vencedor en bajada y de la combinada, y tercero en el eslalon.

1952 en Oslo, Noruega: 694 participantes, 30 países, 8 deportes, 1 demostración. Treinta países, con Alemania y Japón de vuelta, y 694 participantes: estos Juegos Olímpicos batieron todos los récords. Y, como casi siempre (salvo en Lake Placid en 1932), Noruega dominó, logrando 16 medallas, de la cuales 7 fueron de oro.

En esquí alpino, el estadounidense Andrea Mead-Lawrence ganó el eslalon gigante, que hizo su aparición por primera vez en los Juegos Olímpicos en lugar de la combinada. Destacó la participación del estadounidense Dick Button, último patinador en conservar su título en unos Juegos.

1956 en Cortina d’Ampezzo, Italia: 821 participantes, 32 naciones, 8 deportes. Cortina d’Ampezzo, designada para albergar los Juegos Olímpicos de 1944, tuvo que esperar 12 años para recibirlos. Retransmitidos por primera vez por Eurovisión, vieron nacer a una leyenda: Toni Sailer en esquí alpino, mientras el salto de esquí supuso una revolución. Los finlandeses impusieron un nuevo estilo, pegando los brazos sobre sus piernas en vez de echarlos hacia adelante de sus cabezas. Consiguieron las medallas de oro y de plata.

1960 en Squaw Valley, Estados Unidos: 665 participantes, 30 naciones, 8 deportes. “In the middle of nowhere” (en medio de ninguna parte). Esta expresión describe perfectamente Squaw Valley cuando se presentó en 1955. Y, a pesar de eso, los Juegos fueron un éxito. Destacó la ausencia del bobsleigh, deporte olímpico desde 1924, tras no ser considerado rentable por los organizadores.

1964 en Innsbruck, Austria: 1.091 participantes, 10 deportes, 1 demostración. Perturbados por el viento caliente (foehn), estos Juegos triunfaron gracias al ejército austriaco, que transportó decenas de miles de toneladas de nieve a las pistas. El esquí alpino femenino estuvo marcado por los dobletes de las hermanas francesas Goitschel. Christine superó a Marielle en eslalon. Marielle hizo lo propio con Christine en eslalon gigante. Mientras que la rusa Lydia Skoblikova logró cuatro títulos en patinaje de velocidad, que se añadieron a las dos medallas de oro que ya había obtenido en Squaw Valley en 1960. Skoblikova se convirtió en la primera atleta en ganar 10 medallas de oro olímpicas. 

1968 en Grenoble, Francia: 1.158 participantes, 37 naciones, 10 deportes. Los Juegos, difundidos por primera vez en color y en Mondovisión, consagraron al francés Jean-Claude Killy en esquí alpino. Pero estos Juegos Olímpicos son igualmente famosos por sus problemas extradeportivos: sospechas de profesionalismo de ciertos atletas, combates contra la publicidad del Presidente del COI Avery Brundage y un encuentro de hockey muy polémico con tintes políticos entre la URSS y Checoslovaquia, que se llevó la victoria 5-4, antes de la Primavera de Praga.

1972 en Sapporo, Japón: 1.006 participantes, 35 naciones, 10 deportes. Sapporo fue designada para acoger los Juegos en 1940, pero el conflicto mundial evitó que tuvieran lugar allí. 32 años después sí se organizaron, aunque bajo el fuerte debate del profesionalismo: el austriaco Karl Schranz fue excluido poco antes del comienzo por esa misma razón. Canadá, por su parte, no envió a su equipo de hockey como protesta, ya que considerada que las escuadras de la URSS y los países del este de Europa eran profesionales
Mientras que el español Francisco Fernández Ochoa fue la revelación. Ganó en la prueba de eslalon, logrando así la primera medalla de oro para España en unos Juegos Olímpicos de Invierno.

1976 en Innsbruck, Austria: 1.123 participantes, 37 naciones, 10 deportes. Inicialmente atribuidos a Denver, los Juegos cambiaron de dueño en 1972 y se marcharon a Innsbruck, organizador en 1964. Cuatro años después de la tragedia de los Juegos de Múnich, la organización y la Villa Olímpica estaban bajo fuertes medidas de seguridad. Los Juegos entraron entonces en una nueva era. El Presidente Brundage abandonó el COI y éste evolucionó bajo el mandato del irlandés Lord Killanin.

Las reglas sobre el amateurismo, fatales para Karl Schranz en 1972, fueron revocadas para tener en cuenta las realidades de la época. Todos los esquiadores hicieron acto de presencia con la excepción de los mejores franceses, que se quedaron en casa tras una serie de desacuerdos.
Dentro de lo destacado estuvo la participación de la alemana del oeste, Rosi Mittermaier, quien logró el doblete descenso-eslalon. La canadiense Kathy Kreiner la privó del triplete al ganar el eslalon gigante por 12 centésimas.

1980 en Lake Placid, Estados Unidos: 1.072 participantes, 37 naciones, 10 deportes. Estos Juegos fueron un éxito en el plano deportivo pero se desarrollaron bajo una atmósfera muy cargada por las tensiones diplomáticas entre Moscú y Washington. China hizo acto de presencia por primera vez al haberse incorporado al COI en abril de 1979 mientras que Taiwán rechazó la invitación al tener que participar bajo el nombre de China Taipei y verse obligada a cambiar de himno y de bandera. Los países del Este sí acudieron a Lake Placid: la URSS incluso acabó primera en la clasificación con 22 medallas (10 de oro). La RDA consiguió 23, pero “sólo” 9 de oro.

1984 en Sarajevo, Yugoslavia: 1.272 participantes, 49 naciones, 10 deportes. El mundo del deporte descubre que Sarajevo, ciudad de Bosnia Herzegovina, contaba con un 40% de musulmanes y que Yugoslavia consta de seis repúblicas, cinco nacionalidades, cuatro lenguas, tres religiones y dos alfabetos.
Cuatro años después del conflicto con Moscú, los estadounidenses ya no hablan de boicot y los soviéticos, tampoco. La RDA y la URSS siguen dominando. Por primera vez, los alemanes del Este superaron a los soviéticos con 24 medallas, 9 de oro, por las 25 de sus rivales, aunque “sólo” 6 de oro.
Los atletas de los Juegos: las pruebas de patinaje artístico consagran a campeones magníficos, como el americano Scott Hamilton, la alemana del Este Katarina Witt -”el más bello rostro del socialismo”- y los británicos Jayne Torvill y Christopher Dean. La danza sobre hielo adquirió un nuevo estatus gracias a ellos.

1988 en Calgary, Canadá: 1.423 participantes, 57 naciones, 10 deportes. Un siglo antes, Calgary no era más que una reseña de las Montañas Rocosas. Pero, gracias al petróleo, la “Dallas del Norte” conoció un verdadero estallido demográfico y económico.
Los Juegos, por su parte, continuaron creciendo: 1.423 atletas (+150 con respecto a Sarajevo), 16 días de competición (+4), 46 pruebas (+7), 57 países en liza (+8) y 325 millones de dólares por los derechos de televisión (+222).
Más allá de los Juegos, dos imágenes perduran por encima del resto: la del inglés Eddie “The Eagle” Edwards que, en cada uno de sus saltos de esquí, exhibió un estilo único, y los jamaicanos, que nunca antes habían visto la nieve y que se ganaron la simpatía de todos. Su odisea en bobsleigh dio incluso lugar a una película. Por su parte el italiano Alberto Tomba, “La Bomba”, ganó el eslalon y el eslalon gigante y, con sus extravagancias, propulsó al esquí a una nueva etapa.

1992 en Albertville, Francia: 1.801 participantes, 64 naciones, 12 deportes, 3 demostraciones. Desde la caída del Muro de Berlín en 1989, Europa había cambiado mucho, también con la desaparición de la URSS y de Yugoslavia. Alemania desfilaba como un país unificado y, por primera vez, aparecieron equipos como Croacia y Eslovenia. Una parte de las repúblicas exsoviéticas participan juntas bajo el nombre “Equipo Unificado”. Estonia, Letonia y Lituania, por su parte, participan con escuadras independientes.
Alemania superó a las 63 naciones restantes (récord) con 26 medallas, 10 de ellas de oro, por delante de la antigua URSS (CEI), que logró 23, 9 de oro. Estos Juegos fueron también los últimos en ser organizados el mismo año que los de verano.
Dentro de las novedades, las mujeres debutaron en biatlón y el patinaje de velocidad en pista corta y el esquí acrobático le dieron una nueva vertiente a los Juegos.

1994 en Lillehammer, Noruega: 1.737 participantes, 67 naciones, 12 deportes. Para muchos, Lillehammer es “la referencia”, por la calidad de la organización, la cercanía entre las sedes y el fervor del público. Nada empañó la fiesta, ni siquiera la rivalidad exacerbada entre las patinadoras americanas Nancy Kerrigan y Tonya Harding. Semanas antes, Kerrigan había recibido un golpe en una pierna, presumiblemente, por un hombre enviado por el exmarido de Harding.
El deportista de los Juegos fue el noruego Johann Olav Koss, quien consiguió tres medallas de oro, y tres récords del mundo, en patinaje de velocidad.

1998 en Nagano, Japón: 2.176 participantes, 72 naciones, 14 deportes. Los últimos Juegos Olímpicos de Invierno del siglo XX supieron sobreponerse a las dificultades: a la tensión americano-iraquí, a los caprichos del tiempo y la modificación del programa de competiciones de esquí alpino. Sin contar el miedo a un posible atentado después del ataque sufrido en el aeropuerto de Tokio poco antes del comienzo de la competición.
El mundo presenció el triunfo de Alemania, sobre todo gracias a las pruebas femeninas. El atleta de los Juegos fue el noruego Björn Daehlie, vencedor en tres pruebas en 1992 y en 2 en 1994, consiguió tres nuevas medallas de oro en esquí de fondo, sumando así un total de 12 en su palmarés (8 de oro y 4 de plata). 

2002 en Salt Lake City, Estados Unidos: 2.399 participantes, 77 naciones, 15 deportes. Cinco meses después del 11 de septiembre de 2001, se rindió homenaje a las víctimas de los atentados en la ceremonia de apertura.
Perfectamente organizados, los Juegos se mancharon con diferentes escándalos en patinaje artístico y, también, con tres casos de dopaje. La rusa Larissa Lazutina, que ostentaba el récord de medallas femeninas de invierno, y Olga Danilova fueron excluidas de los Juegos. El fondista español de origen alemán, Johann Mühlegg, con 3 medallas de oro en su haber, también fue acusado. Todos ellos habían utilizado Aranesp, una nueva modalidad de EPO.
La figura de los Juegos fue el biatleta noruego Ole Einar Bjoerndalen, que ya había conseguido dos medallas olímpicas (1 de oro y 1 de plata) en Nagano, completó su colección con cuatro oros suplementarios.

2006 en Turín, Italia: 2.508 participantes, 80 naciones, 15 deportes. Austria es el centro de todas las miradas. En esquí alpino, el equipo se llevó 14 medallas de 30 posibles aunque “patinó” en biatlón y fondo. Una decena de sus fondistas y biatletas fueron visitados de noche por la policía y tuvieron que someterse a controles antidopaje por culpa de la presencia del entrenador Walter Mayer, al que se le prohibió el acceso a los Juegos hasta 2010 por un caso de transfusiones en las Olimpiadas de 2002. Los controles fueron negativos pero la búsqueda reveló la presencia de material para hacer transfusiones.
En abril de 2007, seis de los atletas fueron sancionados. Alemania finalizó primera con 29 medallas por delante de Estados Unidos y de Austria.

2010 en Vancouver, Canadá: 2.632 participantes, 82 naciones, 15 deportes. A la tercera fue la vencida. Vancouver había solicitado albergar los Juegos Olímpicos de Invierno en tres ocasiones y se convirtió en la tercera ciudad canadiense en organizarlos, tras Montreal (1976) y Calgary (1988). Se superó el récord de participación (+124) y de países (+2) siendo la primera vez para naciones como Colombia, Ghana, Perú o Pakistán. México, por su lado, reapareció tras no acudir a Turín en 2006.
Horas antes de la apertura, los Juegos se vistieron de luto por la muerte del georgiano Nodar Kumaritashvili, que sufrió un accidente mientras se entrenaba en luge.

2014 en Sochi, Rusia: Los juegos que está organizando el gobierno de Vladímir Putin, ya son considerados los más caros de la historia: 51 millones de dólares, problemas sociales, de terrorismo, discriminación y corrupción han sido los temas más comentados por la prensa internacional previo a la inauguración el próximo viernes 7 de febrero.

Por William Gardon

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