El barón Pierre de
Coubertin, creador de los Olímpicos, tenía como idea original incluir
deportes de invierno en el programa normal de los Juegos
Sochi, en Rusia, será anfitrión a partir del próximo 7 de
febrero de los Juegos Olímpicos de Invierno, un evento que desde sus
inicios ha escrito páginas inolvidables en el deporte exclusivo para
escenarios con nieve.
Para hablar de los Olímpicos de Invierno debemos
remontarnos hasta 1924, año en el cual se realizaron los primeros Juegos
dedicados exclusivamente a deportes invernales, en la estación francesa
de Chamonix, en gran medida al crecimiento de las disciplinas que se
practicaban en hielo y que no tenían cabida en las olimpiadas
tradicionales, porque algunos países no contaban con las instalaciones
necesarias para llevar a cabo los eventos.
El barón Pierre de Coubertin, creador de los Olímpicos,
tenía como idea original incluir deportes de invierno en el programa
normal de los Juegos, en especial el patinaje artístico. Fue así que en
los Juegos de Verano, en Londres, 1908, el patinaje hizo su aparición, y
más tarde en Amberes 1920, también se incluyó el hockey sobre hielo.
En Europa ya se practicaban deportes de invierno, que
eran conocidos como los ‘Juegos Nórdicos’, celebrados por primera vez en
Suecia, en 1901. La idea del Comité Olímpico Internacional (COI), era
hacer un evento funcional y redituable, pero que estuviera separado y
ajeno a los ‘Nórdicos’.
Sería el conde italiano Eugenio Brunetta d'Usseaux,
quien propuso al COI la celebración de una semana dedicada a los
deportes de invierno como parte del programa olímpico, pero su idea tuvo
que ser retomada hasta 1921, cuando se decidió que los organizadores de
los Juegos Olímpicos de París 1924, atendieran también una semana
‘Internacional de Deportes de Invierno" bajo el auspicio del COI,
naciendo así la edición I de los Olímpicos de Invierno.
a semana dedicada a los deportes de invierno fue todo un
éxito. En 11 días participaron más de 200 deportistas de 16 países,
compitiendo en 16 pruebas, siendo los finlandeses y noruegos los grandes
vencedores. Las mujeres participaron exclusivamente en la competición
de patinaje artístico.
Un año después y tras el éxito obtenido, el COI decidió
seguir con la tradición, creando así los Juegos Olímpicos de Invierno,
designando los celebrados en Chamonix, Francia, como la primera edición.
En sus inicios sólo incluían siete modalidades
deportivas entre ellas el esquí, el hockey, el curling, el biatlón, el
patinaje de velocidad y el artístico; con el tiempo y la aparición de
nuevos deportes se fueron sumando otros.
Al principio, los Juegos de Invierno se organizaban a la
par de los Olímpicos de Verano, pero el COI consideró que era necesario
darle su verdadero valor y logros a los atletas, para potenciar el
desarrollo de los eventos invernales por separado. Por ello se decidió
desfasar la realización de los Juegos Olímpicos de Invierno a partir de
Lillehammer 1994. Desde esa fecha, los Juegos Olímpicos Invernales se
realizan en los años pares entre dos Juegos de Verano. Además de ello,
comercialmente era más atractivo para las televisoras y los propios
organizadores del evento.
A continuación un breve repaso con lo más destacado a lo
largo de estos ya casi 90 años, desde que se organizaron los Olímpicos
de Invierno, en donde se han escrito historias épicas en los llamados
Jugos Blancos.
1924 en Chamonix, Francia: 258 participantes, 16
naciones, 7 deportes, 2 demostraciones. Bautizado como “la Semana
Internacional de los Deportes de Invierno en Chamonix, omitiendo el
término ‘olímpico’ por las presiones de los países escandinavos, que
querían proteger sus ‘Juegos Nórdicos’, la prueba recibió el título de
los primeros Juegos Olímpicos de Invierno de la historia un año después.
Seguidas por más de 10.000 espectadores, las pruebas tuvieron un gran
éxito.
928 en Saint-Moritz, Suiza: 464 participantes, 25
naciones, 8 deportes, 2 demostraciones. La inusual suavidad de las
temperaturas obligó a los organizadores a retrasar numerosas pruebas
durante los nueve días de competición. En patinaje de velocidad, los 10,
000 metros masculinos fueron incluso anulados, que el deshielo había
transformado la pista en un gran charco de agua. Estos Juegos
consagraron a Noruega, que se hizo con más de un tercio de las medallas
en juego (15 de 41).
1932 en Lake Placid, Estados Unidos:
252 participantes, 17 naciones, 7 deportes, 2 demostraciones. Tras la
salida de la crisis de 1929, los Estados Unidos organizaron estos
Juegos, donde la participación bajó y la organización fue decepcionante.
El salto de esquí tuvo lugar bajo un sol de justicia e incluso se hizo
llegar nieve en tren desde Canadá, pero se fundió por el camino. Las
pruebas de patinaje artístico, disputadas por primera vez en pista
cubierta, volvieron a tener como ganadora a la noruega Sonja Henie. El
deportista de los Juegos fue el campeón olímpico de boxeo de semipesados
en Amberes en 1920, el estadounidense Francis Edward Eagan se consagró
en bobsleigh, siendo el único deportista en la historia en proclamarse
campeón olímpico de verano y de invierno.
1936 en Garmisch-Partenkirchen, Alemania:
646 participantes, 28 naciones, 8 deportes, 2 demostraciones. A pesar
de las numerosas llamadas al boicot de estos Juegos, confiados a Joseph
Goebbels, Ministro de Propaganda del III Reich, el récord de
participantes se batió holgadamente.
En la ceremonia de apertura se desplegó la cruz gamada y
Hitler, bajo la atenta mirada de los espectadores y con su brazo en
alto, abrió “sus” Juegos. En cuanto a la competición, el esquí alpino
hizo su aparición, junto a la combinada, aunque unas diferencias entre
el COI y la Federación Internacional de Esquí cerraron la puerta a la
mayoría de los mejores esquiadores europeos.
1948 en Saint-Moritz, Suiza: 669
participantes, 28 naciones, 9 deportes, 2 demostraciones. Los Juegos, de
los que son excluidos Alemania y Japón, regresaron a Saint-Moritz para
consagrar al esquí alpino, con seis pruebas, frente a las cinco del
esquí de fondo. La nueva disciplina reina sonrió a Francia, que se llevó
cinco de las nueve medallas masculinas (2 de oro, 1 de plata y 2 de
bronce). Como en 1928, el viento del sur, caliente y seco (foehn), tuvo
influencia en las pruebas, sobre todo en patinaje de velocidad y el
hockey sobre hielo. El principal protagonista de los Juegos fue el
francés Henri Oreiller, “el loco de las bajadas”, fue el vencedor en
bajada y de la combinada, y tercero en el eslalon.
1952 en Oslo, Noruega: 694
participantes, 30 países, 8 deportes, 1 demostración. Treinta países,
con Alemania y Japón de vuelta, y 694 participantes: estos Juegos
Olímpicos batieron todos los récords. Y, como casi siempre (salvo en
Lake Placid en 1932), Noruega dominó, logrando 16 medallas, de la cuales
7 fueron de oro.
En esquí alpino, el estadounidense Andrea Mead-Lawrence
ganó el eslalon gigante, que hizo su aparición por primera vez en los
Juegos Olímpicos en lugar de la combinada. Destacó la participación del
estadounidense Dick Button, último patinador en conservar su título en
unos Juegos.
1956 en Cortina d’Ampezzo, Italia: 821
participantes, 32 naciones, 8 deportes. Cortina d’Ampezzo, designada
para albergar los Juegos Olímpicos de 1944, tuvo que esperar 12 años
para recibirlos. Retransmitidos por primera vez por Eurovisión, vieron
nacer a una leyenda: Toni Sailer en esquí alpino, mientras el salto de
esquí supuso una revolución. Los finlandeses impusieron un nuevo estilo,
pegando los brazos sobre sus piernas en vez de echarlos hacia adelante
de sus cabezas. Consiguieron las medallas de oro y de plata.
1960 en Squaw Valley, Estados Unidos:
665 participantes, 30 naciones, 8 deportes. “In the middle of nowhere”
(en medio de ninguna parte). Esta expresión describe perfectamente Squaw
Valley cuando se presentó en 1955. Y, a pesar de eso, los Juegos fueron
un éxito. Destacó la ausencia del bobsleigh, deporte olímpico desde
1924, tras no ser considerado rentable por los organizadores.
1964 en Innsbruck, Austria: 1.091
participantes, 10 deportes, 1 demostración. Perturbados por el viento
caliente (foehn), estos Juegos triunfaron gracias al ejército austriaco,
que transportó decenas de miles de toneladas de nieve a las pistas. El
esquí alpino femenino estuvo marcado por los dobletes de las hermanas
francesas Goitschel. Christine superó a Marielle en eslalon. Marielle
hizo lo propio con Christine en eslalon gigante. Mientras que la rusa
Lydia Skoblikova logró cuatro títulos en patinaje de velocidad, que se
añadieron a las dos medallas de oro que ya había obtenido en Squaw
Valley en 1960. Skoblikova se convirtió en la primera atleta en ganar 10
medallas de oro olímpicas.
1968 en Grenoble, Francia: 1.158
participantes, 37 naciones, 10 deportes. Los Juegos, difundidos por
primera vez en color y en Mondovisión, consagraron al francés
Jean-Claude Killy en esquí alpino. Pero estos Juegos Olímpicos son
igualmente famosos por sus problemas extradeportivos: sospechas de
profesionalismo de ciertos atletas, combates contra la publicidad del
Presidente del COI Avery Brundage y un encuentro de hockey muy polémico
con tintes políticos entre la URSS y Checoslovaquia, que se llevó la
victoria 5-4, antes de la Primavera de Praga.
1972 en Sapporo, Japón: 1.006
participantes, 35 naciones, 10 deportes. Sapporo fue designada para
acoger los Juegos en 1940, pero el conflicto mundial evitó que tuvieran
lugar allí. 32 años después sí se organizaron, aunque bajo el fuerte
debate del profesionalismo: el austriaco Karl Schranz fue excluido poco
antes del comienzo por esa misma razón. Canadá, por su parte, no envió a
su equipo de hockey como protesta, ya que considerada que las escuadras
de la URSS y los países del este de Europa eran profesionales
Mientras que el español Francisco Fernández Ochoa fue la
revelación. Ganó en la prueba de eslalon, logrando así la primera
medalla de oro para España en unos Juegos Olímpicos de Invierno.
1976 en Innsbruck, Austria: 1.123
participantes, 37 naciones, 10 deportes. Inicialmente atribuidos a
Denver, los Juegos cambiaron de dueño en 1972 y se marcharon a
Innsbruck, organizador en 1964. Cuatro años después de la tragedia de
los Juegos de Múnich, la organización y la Villa Olímpica estaban bajo
fuertes medidas de seguridad. Los Juegos entraron entonces en una nueva
era. El Presidente Brundage abandonó el COI y éste evolucionó bajo el
mandato del irlandés Lord Killanin.
Las reglas sobre el amateurismo, fatales para Karl
Schranz en 1972, fueron revocadas para tener en cuenta las realidades de
la época. Todos los esquiadores hicieron acto de presencia con la
excepción de los mejores franceses, que se quedaron en casa tras una
serie de desacuerdos.
Dentro de lo destacado estuvo la participación de la
alemana del oeste, Rosi Mittermaier, quien logró el doblete
descenso-eslalon. La canadiense Kathy Kreiner la privó del triplete al
ganar el eslalon gigante por 12 centésimas.
1980 en Lake Placid, Estados Unidos:
1.072 participantes, 37 naciones, 10 deportes. Estos Juegos fueron un
éxito en el plano deportivo pero se desarrollaron bajo una atmósfera muy
cargada por las tensiones diplomáticas entre Moscú y Washington. China
hizo acto de presencia por primera vez al haberse incorporado al COI en
abril de 1979 mientras que Taiwán rechazó la invitación al tener que
participar bajo el nombre de China Taipei y verse obligada a cambiar de
himno y de bandera. Los países del Este sí acudieron a Lake Placid: la
URSS incluso acabó primera en la clasificación con 22 medallas (10 de
oro). La RDA consiguió 23, pero “sólo” 9 de oro.
1984 en Sarajevo, Yugoslavia: 1.272
participantes, 49 naciones, 10 deportes. El mundo del deporte descubre
que Sarajevo, ciudad de Bosnia Herzegovina, contaba con un 40% de
musulmanes y que Yugoslavia consta de seis repúblicas, cinco
nacionalidades, cuatro lenguas, tres religiones y dos alfabetos.
Cuatro años después del conflicto con Moscú, los
estadounidenses ya no hablan de boicot y los soviéticos, tampoco. La RDA
y la URSS siguen dominando. Por primera vez, los alemanes del Este
superaron a los soviéticos con 24 medallas, 9 de oro, por las 25 de sus
rivales, aunque “sólo” 6 de oro.
Los atletas de los Juegos: las pruebas de patinaje
artístico consagran a campeones magníficos, como el americano Scott
Hamilton, la alemana del Este Katarina Witt -”el más bello rostro del
socialismo”- y los británicos Jayne Torvill y Christopher Dean. La danza
sobre hielo adquirió un nuevo estatus gracias a ellos.
1988 en Calgary, Canadá: 1.423
participantes, 57 naciones, 10 deportes. Un siglo antes, Calgary no era
más que una reseña de las Montañas Rocosas. Pero, gracias al petróleo,
la “Dallas del Norte” conoció un verdadero estallido demográfico y
económico.
Los Juegos, por su parte, continuaron creciendo: 1.423
atletas (+150 con respecto a Sarajevo), 16 días de competición (+4), 46
pruebas (+7), 57 países en liza (+8) y 325 millones de dólares por los
derechos de televisión (+222).
Más allá de los Juegos, dos imágenes perduran por encima
del resto: la del inglés Eddie “The Eagle” Edwards que, en cada uno de
sus saltos de esquí, exhibió un estilo único, y los jamaicanos, que
nunca antes habían visto la nieve y que se ganaron la simpatía de todos.
Su odisea en bobsleigh dio incluso lugar a una película. Por su parte
el italiano Alberto Tomba, “La Bomba”, ganó el eslalon y el eslalon
gigante y, con sus extravagancias, propulsó al esquí a una nueva etapa.
1992 en Albertville, Francia: 1.801
participantes, 64 naciones, 12 deportes, 3 demostraciones. Desde la
caída del Muro de Berlín en 1989, Europa había cambiado mucho, también
con la desaparición de la URSS y de Yugoslavia. Alemania desfilaba como
un país unificado y, por primera vez, aparecieron equipos como Croacia y
Eslovenia. Una parte de las repúblicas exsoviéticas participan juntas
bajo el nombre “Equipo Unificado”. Estonia, Letonia y Lituania, por su
parte, participan con escuadras independientes.
Alemania superó a las 63 naciones restantes (récord) con
26 medallas, 10 de ellas de oro, por delante de la antigua URSS (CEI),
que logró 23, 9 de oro. Estos Juegos fueron también los últimos en ser
organizados el mismo año que los de verano.
Dentro de las novedades, las mujeres debutaron en
biatlón y el patinaje de velocidad en pista corta y el esquí acrobático
le dieron una nueva vertiente a los Juegos.
1994 en Lillehammer, Noruega: 1.737
participantes, 67 naciones, 12 deportes. Para muchos, Lillehammer es “la
referencia”, por la calidad de la organización, la cercanía entre las
sedes y el fervor del público. Nada empañó la fiesta, ni siquiera la
rivalidad exacerbada entre las patinadoras americanas Nancy Kerrigan y
Tonya Harding. Semanas antes, Kerrigan había recibido un golpe en una
pierna, presumiblemente, por un hombre enviado por el exmarido de
Harding.
El deportista de los Juegos fue el noruego Johann Olav
Koss, quien consiguió tres medallas de oro, y tres récords del mundo, en
patinaje de velocidad.
1998 en Nagano, Japón: 2.176
participantes, 72 naciones, 14 deportes. Los últimos Juegos Olímpicos de
Invierno del siglo XX supieron sobreponerse a las dificultades: a la
tensión americano-iraquí, a los caprichos del tiempo y la modificación
del programa de competiciones de esquí alpino. Sin contar el miedo a un
posible atentado después del ataque sufrido en el aeropuerto de Tokio
poco antes del comienzo de la competición.
El mundo presenció el triunfo de Alemania, sobre todo
gracias a las pruebas femeninas. El atleta de los Juegos fue el noruego
Björn Daehlie, vencedor en tres pruebas en 1992 y en 2 en 1994,
consiguió tres nuevas medallas de oro en esquí de fondo, sumando así un
total de 12 en su palmarés (8 de oro y 4 de plata).
2002 en Salt Lake City, Estados Unidos:
2.399 participantes, 77 naciones, 15 deportes. Cinco meses después del
11 de septiembre de 2001, se rindió homenaje a las víctimas de los
atentados en la ceremonia de apertura.
Perfectamente organizados, los Juegos se mancharon con
diferentes escándalos en patinaje artístico y, también, con tres casos
de dopaje. La rusa Larissa Lazutina, que ostentaba el récord de medallas
femeninas de invierno, y Olga Danilova fueron excluidas de los Juegos.
El fondista español de origen alemán, Johann Mühlegg, con 3 medallas de
oro en su haber, también fue acusado. Todos ellos habían utilizado
Aranesp, una nueva modalidad de EPO.
La figura de los Juegos fue el biatleta noruego Ole
Einar Bjoerndalen, que ya había conseguido dos medallas olímpicas (1 de
oro y 1 de plata) en Nagano, completó su colección con cuatro oros
suplementarios.
2006 en Turín, Italia: 2.508
participantes, 80 naciones, 15 deportes. Austria es el centro de todas
las miradas. En esquí alpino, el equipo se llevó 14 medallas de 30
posibles aunque “patinó” en biatlón y fondo. Una decena de sus fondistas
y biatletas fueron visitados de noche por la policía y tuvieron que
someterse a controles antidopaje por culpa de la presencia del
entrenador Walter Mayer, al que se le prohibió el acceso a los Juegos
hasta 2010 por un caso de transfusiones en las Olimpiadas de 2002. Los
controles fueron negativos pero la búsqueda reveló la presencia de
material para hacer transfusiones.
En abril de 2007, seis de los atletas fueron
sancionados. Alemania finalizó primera con 29 medallas por delante de
Estados Unidos y de Austria.
2010 en Vancouver, Canadá: 2.632
participantes, 82 naciones, 15 deportes. A la tercera fue la vencida.
Vancouver había solicitado albergar los Juegos Olímpicos de Invierno en
tres ocasiones y se convirtió en la tercera ciudad canadiense en
organizarlos, tras Montreal (1976) y Calgary (1988). Se superó el récord
de participación (+124) y de países (+2) siendo la primera vez para
naciones como Colombia, Ghana, Perú o Pakistán. México, por su lado, reapareció tras no acudir a Turín en 2006.
Horas antes de la apertura, los Juegos se vistieron de
luto por la muerte del georgiano Nodar Kumaritashvili, que sufrió un
accidente mientras se entrenaba en luge.
2014 en Sochi, Rusia: Los juegos que
está organizando el gobierno de Vladímir Putin, ya son considerados los
más caros de la historia: 51 millones de dólares, problemas sociales, de
terrorismo, discriminación y corrupción han sido los temas más
comentados por la prensa internacional previo a la inauguración el
próximo viernes 7 de febrero.
Por William Gardon
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