Con
sólo 41 años, tiene una larga carrera política en Venezuela. Este
economista egresado de Harvard es el dirigente más popular entre los
jóvenes antichavistas. Desde las calles, sulfura al presidente
bolivariano, que libró una orden de captura para intentar frenarlo
Nicolás Maduro lo tiene en la mira. Desde que le tocó reemplazar a
Hugo Chávez cuando su larga convalecencia no le permitió asumir el poder
en 2012, responsabilizó al joven líder de Voluntad Popular de
“maniobras desestabilizadoras”. Ahora, lo acusa de “terrorismo y
asesinato”, por los incidentes durante la marcha de estudiantes
opositores del miércoles pasado, que terminaron con tres muertos.
Logró
que la Justicia librara una orden de captura y aprovecha cada aparición
pública para amenazar con su captura.
López fue alcalde del municipio metropolitano de Chacao por dos
períodos (2000-2008). Durante su último año de gestión, el gobierno de
Hugo Chávez lo inhabilitó para ejercer cargos públicos tras ser acusado,
en 1998, de haber recibido recursos de la gerencia de Petróleos de
Venezuela (PDVSA), que ocupaba su madre, Antonieta Mendoza, para fundar
el partido opositor Primero Justicia. El joven dirigente apeló a la
Comisión y a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH y Corte
CIDH) y ambas concluyeron que hubo una violación de sus derechos.
Sin embargo, el Gobierno mantuvo sobre López la prohibición de
postularse a cargos de elección popular y truncó así su candidatura a la
alcaldía metropolitana de Caracas en 2008, que más tarde ganó -en dos
oportunidades- su compañero Antonio Ledezma.
La carrera del dirigente de Voluntad Popular -partido opositor que
fundó en 2009 tras su expulsión de Un Nuevo Tiempo y que en las
elecciones regionales del pasado diciembre obtuvo el mayor número de
alcaldes por la oposición- tuvo inicios prometedores.
Con estudios de Economía en la Universidad de Harvard, López ostenta
una exitosa carrera política: en 2000, con 29 años, fue elegido con el
51% de los votos para su primer período en la alcaldía de Chacao, el
municipio más rico de la gran Caracas, y en su reelección, en 2004,
arrasó con 81 por ciento.
En abril de 2002, fue uno de los muchos políticos que llamaron a las
manifestaciones opositoras de calle que derivaron en un golpe de Estado
que sacó brevemente del poder al entonces presidente Hugo Chávez.
Ahora, y tras su inhabilitación, sus tácticas de protestas callejeras
para forzar “la salida” del Gobierno le han significado ser
responsabilizado por Maduro de los tres muertos y 66 heridos que dejaron
las manifestaciones estudiantiles en Caracas del pasado miércoles.
Ese día, miles de estudiantes, acompañados por López y otros líderes
de la oposición, marcharon contra la inseguridad, la inflación, la
escasez de productos y la detención de universitarios.
El Gobierno afirma que la violencia fue resultado de “grupos de
ultraderecha infiltrados” en las manifestaciones con el fin de provocar
“un golpe de Estado” en Venezuela, el país con las mayores reservas
petroleras en el mundo.
López protagonizará, este martes, una gran movilización hacia el
Ministerio Público. El gobierno de Nicolás Maduro tendrá la oportunidad
de apresarlo allí mismo, ante las cámara de los medios de comunicación
del mundo. El joven dirigente espera que esa visibilidad garantice su
seguridad. Estudiantes, líderes opositores (incluso los que no están de
acuerdo con la táctica de salir a marchar incansablemente) lo arroparán
el 18F. Este martes, el presidente bolivariano se enfrentará a su mayor
pesadilla: ¿López se convertirá en mártir?
Por-William Gardon
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