Si buscas en Google "Trump hair" encontrarás un montón de teorías sobre el extraño aspecto del pelo del candidato a la presidencia.
Especialistas capilares, médicos y peluqueros han intentado descubrir qué tipo de magia negra puede hacer que su cabello dance de una forma tan extraña hasta con una leve brisa.
Ahora una investigación de Gawker puede dar respuesta al misterio.
Según parece, el pelo de Trump no es suyo y, además, paga muchísimo dinero por él. Su responsable es un hombre tan misterioso como polémico es el candidato.
Trump asegura que su pelo es natural, y no suele cortarse nada en pedirle a la gente que lo toque para comprobarlo.
Y nunca ha dudado en sacar su rifle en Twitter defenderse de aquellos que le acusan de llevar peluquín.
Pero esta nueva teoría sobre la ingeniería que se oculta tras el pelazo de Trump nos resulta mucho más interesante que la que hablan de simples pelucas e injertos.
Edward Ivari es un hombre del que no sabemos demasiado. Parece ser que se hacía llamar doctor cuando no lo era, que tiene problemillas con la ley por estafar y defraudar y que, a día de hoy, se dedica a tiempo completo cuidar del pelo de Trump.
Ivari tiene patentada una técnica de regeneración capilar llamada "Intervención de Microcilindros". Según asegura en su web con este procedimiento puede alargar, repoblar y dar volumen frente a la pérdida de cabello.
El tratamiento tiene un precio de entre 20.000 y 60.000 dólares con un mantenimiento mensual de 300 a 3000 dólares.
Como vemos en esta imagen de un procedimiento del mismo tipo, al caer el pelo queda "a punto de nieve".
Ivari tenía varios centros, pero parece que sus problemas con la ley le hicieron desaparecer del mapa. Aunque en su web aun figuren varias direcciones de clínicas supuestamente en activo, en realidad no hay rastro del negocio en estos lugares.